El día siguiente a la ya famosa comida en la Barceloneta entre Jordi Évole y Ada Colau le ha servido al presentador televisivo para dejar "negro sobre blanco" cuál está siendo su misión: La de actuar de "Pepito Grillo" en el oído de la alcaldesa en funciones, con el fin de aceptar el cheque en blanco de Manuel Valls y dejar a Ernest Maragall sin la vara de alcalde. De lo que hablaron en el restaurante l'Òstia durante 4 horas no hay información, pero no hace falta ser un intelectual para imaginarse la conversación. En todo caso, Évole, fiel a su espíritu "divulgativo" nos ha hecho un croquis en La Vanguardia, la primera y principal herramienta editorial que apuesta (desesperadamente) por el acuerdo entre los Comunes y Cs-Valls. Jordi saluda y justifica este pacto maquiavélico: "Que se abra una vía de agua en un partido tan duro como Ciudadanos no me parece del todo mal"
Évole se tapa la nariz para evitar el hedor que produce este complot y perfuma el ambiente con excusas y agravios. Apunten: Uno, la vendetta de los "rebotados" y de los nostálgicos del autonomismo: "los sectores postconvergentes tampoco lo ven tan mal. No lo dirán en público. Pero en privado disfrutan pensando que ERC se puede quedar sin la joya de la corona." Dos, la advertencia de que Colau puede convertirse en rehén de "la batalla final" entre las fuerzas indepes, "las elecciones autonómicas". Tres: El peligro de perder visibilidad en la opinión pública: "La alternativa es la invisibilidad. Si siendo alcaldesa TV3 ya casi ni la sacaba, imagínense siendo teniente de alcalde". Y una más: La política es pacto, incluso con el diablo. "ERC, Ciudadanos, PdeCat y PSC votaron juntos para reprobar a Colau. Contra Colau no había líneas rojas". Líneas rojas que ahora se dibujan, sin embargo, contra las fuerzas soberanistas. De eso se ha olvidado Évole, que sin embargo no ha olvidado cumplir con el encargo de escribir esta interesada columna.
Évole hace un canto a la equidistancia, utilizando un subterfugio como "las posiciones híbridas". Confusas e inverosímiles, por cierto: "Es bueno que la alcaldesa de Barcelona pueda seguir haciendo políticas de izquierdas. A la vez que es bueno que sea pidiendo la libertad de Jordi Cuixart, y de todos sus compañeros y compañeras". ¿Valles apoyando la liberación de Cuixart y de los presos? ¿O el PSC de Collboni? ¿Es broma? No hay que ir muy lejos para encontrar este binomio entre izquierda y justicia: La opción que ha ganado las elecciones en la ciudad, aunque pese al de La Sexta.
La arenga (y "la ola") a Colau acaba dejándonos con la duda. ¿Le ha comprado el discurso a Évole, Amela, Barceló, Otero, etc? ¿Es cierto, como ha dicho la alcaldesa, que su prioridad es Esquerra? ¿O podemos esperar el pucherazo el 15 de junio? ¿Está todo vendido? Évole se pone futbolero: "Hay partido. Y el gol puede llegar en el último minuto. A ver quién lo marca." No será porque no estés sudando la camiseta, Jordi. Tienes a los dueños del equipo entusiasmados. No sé si marcarás el gol, pero de juego subterráneo estás dando lección tras lección.