Mad in Spain no se salva ni montando un gran show sobre Catalunya. El programa de debate de Telecinco está a punto de bajar la persiana. El domingo que viene termina, y lo hace porque la audiencia ha quedado muy por debajo de la media de la cadena y de las expectativas de la productora catalana La fábrica de la Tele. La mesa de debate, que como era de esperar mezcló referéndum y atentados, convenció solo a un 8,3% de la audiencia. Mediaset vio como incluso su segunda cadena, Cuatro, superó a Telecinco con las paranoias de Cuarto milenio sobre la auténtica muerte de Lady Di (9,2% de share).
De todo el embrollo de políticos, periodistas, opiniones sesgadas e intervenciones esperpénticas, una de las más sorprendentes fue la del propio presentador Jordi González. Por segunda semana consecutiva tenía de invitado el conseller de la Presidencia de la Generalitat y al presentarlo, le advirtió que las noches se le harían muy largas y que dormiría poco. Ante esta insinuación, un hierático Jordi Turull le respondió que nunca había tenido problemas de insomnio. González se corregía afirmando que los problemas de sueño le vendrían al conseller por el exceso de trabajo (no por la mala conciencia). Y Turull acabó diciendo que tenía mucho trabajo pero que dormía sin problemas. Algunos catalanes que veían el programa se sintieron decepcionados con González, reprochándole que "se hiciera el loco" ante situaciones que él conoce de primera mano por ser catalán.
Los espectadores catalanes tuvieron otro susto: en la franja superior izquierda de sus pantallas Telecinco sobreimpresionó una cuenta atrás hacia el referéndum. "Faltan 26 días, 23 horas, 26 minuto y 45 segundos", tic tac. Parecía por un momento que Mediaset se añadía al bloque independentista que cuenta las décimas de segundo que faltan para el 1-O. Pero era una estrategia de tensión. El programa invitó a los cabezas de cartel del unionismo en Catalunya: Arrimadas, Iceta y Albiol. Los anunció como si llegara Belén Esteban. De los invitados independentistas solo convencieron a segundas o terceras espadas.
Carles Campuzano, Jordi Sànchez o Pilar Rahola sabían que jugaban en campo contrario. Cuando esta última intentó explicar que los organismos comunitarios no permitirían que una economía como la catalana saliera de la UE, el público del programa que se emite desde Madrid estalló en una risotada. El mejunje no sirvió para que Telecinco remontara en la noche de los domingos. El programa graznó el canto del cisne en su penúltima emisión. Lo más paradójico es que fue derrotado por una película de Antena 3 que llevaba por título Los mercenarios.