El reality 'Secret Story' se está convirtiendo en un enorme dolor de cabeza para Telecinco. La apuesta no está consiguiendo los resultados esperados en la zona noble de Mediaset. Ni mucho menos. De hecho, queda a años luz de éxitos incontestables como 'Supervivientes' o el mismo 'GH VIP', origen de este formato plagado de caras conocidas del universo de la cadena. Especialmente paupérrimos son los resultados de las galas del domingo, conducidas por un veterano de la casa como Jordi González. Hacer un 13% es un verdadero desastre, se mire como se mire. Un fracaso para el presentador catalán, objeto de las críticas de los espectadores semana tras semana. Anoche no fue una excepción, aunque el motivo sí que resulta sorprendente. Y un poco asquerosete, la verdad.
Los fieles del programa no pierden ni un detalle de lo que pasa en la pantalla, y su ojo crítico tiene superpoderes: es capaz de descubrir alteraciones mínimas, casi imperceptibles, pero reales e incontestables. Tanto como revelar un secreto escondido de González, ya que el espacio gira en torno a esto. Jugaremos a los acertijos visuales: comparen estas dos imágenes tomadas durante la emisión del último episodio.
JORDI GONZÁLEZ A PRIMERA HORA DEL 'SECRET STORY'
JORDI GONZÁLEZ EN LAS POSTRIMERÍAS DEL 'SECRET STORY'
La respuesta no es tan obvia como pueda parecer. Evidentemente no son las gafas. Tienen que mirar más abajo, concretamente a la zona de los orificios nasales. Quizás no se aprecia con nitidez, pero del agujero derecho mana una sustancia orgánica no deseada. ¿Sangre? ¿Mocos? Se admiten apuestas. Da la impresión que sería la primera opción por el tono oscuro de este líquido, y que la audiencia detectó masivamente mientras seguía una de las conexiones de Jordi con el salón de la casa de Guadalix de la Sierra. No mentimos: ampliamos este frame para demostrar la evidencia.
Un pequeño hilo sanguinolento asoma por la nariz del barcelonés, seguramente ajeno a la imagen que se estaba proyectando a millones de espectadores. Quizás si se hubiera tratado de otro presentador el alboroto no sería tan unánime, pero se ve que le tienen ganas. Los comentarios mezclan el asco, la sorpresa y, todo hay que decirlo, cierta dosis de compasión por el comunicador, mientras muchos estiran de las orejas a los responsables del show por no evitar que se enseñara este accidente en pleno directo.
Son las "cosas del directo". El problema, sin embargo, es que a Jordi no le pasan ni una.