Jorge Fernánez Díaz, uno de los ministros del Interior más oscuros de la democracia, pasó por el plató de La Sexta Noche de Iñaki López para presentar su libro de memorias. Es la moda actual entre las viejas glorias del PP. "Cada día tiene su afán", dice el título, que no va mal encaminado. El exministro pasó 5 años al cargo de la seguridad del estado, y tuvo unos cuantos "afanes", que básicamente se podrían resumir en destruir enemigos sirviéndose de todas las herramientas a su alcance, que eran muchas. Incluso algunas divinas, como su ángel custodio, Marcelo. En Catalunya le conocemos muchísimo, por activa, por pasiva y por amnesia selectiva. Porque la presencia en plató del ministro que condecoraba a vírgenes mientras conspiraba contra líderes democráticos, el que meditaba en el Valle de los Caídos sobre cómo aleccionar a la policía patriótica, se puede resumir en un "yo no sabía nada" interminable e interesado. Minosaber. Sobre todo lo que no lo interesa que se sepa.
El encuentro acabó sirviendo de lavado de imagen surrealista del político que mejor domina las cloacas del estado, aquel que sabe cuál es la tecla que tocar para conseguir que "la fiscalía te lo afina", o incluso el que reconoce que cuando le grabaron en su despacho no se cometió ninguna ilegalidad, pero que no hagamos caso porque han manipulado sus palabras. Ya saben, el mundo está contra él, un servidor leal de la patria y de Diosnuestroseñor, inmaculado y puro. Ni "operación Catalunya", ni 'Kitchen', ni mandangas. Sólo algún pequeño error, pero se defiende con el típico "los otros sueño peores". La red se ha tenido que tapar la nariz durante el encuentro.
Jorge, el revelado Las Vegas (que no rebelde), no se acuerda de casi nada del pasado, menos de una cosa: de intoxicar y "arrimar el ascua en su sardina". Es decir, escupir sobre los independentistas catalanes y contra los socialistas que están vendiendo la patria, además de lanzar ideas ridículas y cavernarias. El mejor ejemplo, la propuesta de cambio de aspirante a presidente del Gobierno, el requisito del PP para apoyar un ejecutivo socialista. El nombre hace caer de la silla hasta a las personas más tranquilas y juiciosas: Josep Borrell. ¿En serio Jorge?, que dice el anuncio. Bye-bye.