Jorge Javier Vázquez se encuentra en un momento personal bastante duro. El presentador ha aparecido en las portadas de la prensa rosa al hacerse oficial que ha cortado con su pareja. Diez años después de empezar a salir, han puesto fin a la relación pero no han querido dar ninguna explicación. Al menos, de momento.
¿Y qué mejor manera para superar una ruptura que pasar unos días en el Caribe? Jorge ha cruzado el océano para desconectar del trabajo y se ha llevado a su madre para disfrutar del sol y del vino. Desde allí ha publicado un par de fotografías para presumir de bronceado y buena vida, claro está.
Unas mini vacaciones que llegan poco después de que haya reflexionado en voz alta sobre su nueva vida de soltero. Lo ha hecho en su blog de Lecturas, en el que ha explicado cómo le ha cambiado la rutina.
"Saco los perros a pasear por parejas, porque no me veo capacitado para pasear a los cuatro. Y cuando llego me lío a ordenar armarios, que es una cosa que no hacía en décadas. Me deshago de ropa, libros y CDs. Qué cosas tan curiosas hace uno cuando está soltero", decía.
Pero también ha confesado que se está planteando mudarse: "Tengo la necesidad de empezar a deshacerme de aquello innecesario por si acaso me da por cambiarme de casa, que es una cosa que acostumbro a hacer cuando advierto que tendría que pintarla. Eso de mudarme es una cosa que me ronda por la cabeza desde hace tiempo: quiero vivir en el campo y rodeado de animales. Y por supuesto, de alquiler".
Unos planes de futuro que ha explicado mientras recordaba el pasado de desenfreno que vivió: "Las resacas quedan compensadas cuando por la noche has conocido a tu alma gemela. Entonces todo tiene sentido. Cuando yo salía de fiesta bebía porque detestaba la música y el alcohol hacía que me encontrara más o menos cómodo en sitios que detestaba estando sobrio".
"Ahora cada vez bebo menos porque engorda. Sigo con el vino tinto -ahora sólo el domingo- y he desterrado los destilados porque me provocan unas lagunas tan terribles que me asustan. Conforme van pasando los años, llevo peor las resacas y me disgusta dejar de hacer cosas por culpa de una noche de fiesta", proseguía. Justo antes de dejar caer una dura crítica a la sociedad: "No entiendo cómo la gente empieza a beber cada vez más joven. Viví en un barrio en el que la heroína causó estragos, pero nunca vi a un niño de trece o catorce años borracho. No nos cabía en la cabeza. Alguna cosa estaremos haciendo mal como para no saber acabar con este problema".