Jorge Javier Vázquez detesta a Albert Rivera. Cada vez que tiene la oportunidad, le suelta un sopapo. Que si le encanta crear el caos, que si ha convertido la política en una charca... Incluso se mofó de él cuando salió, con Lídia Heredia, en 'Els meus pares' de TV3. Justo  antes de las elecciones, se reía de él durante la emisión de 'Sálvame': "No le va a votar nadie". No iba desencaminado. Y ahora que el líder caído de Ciudadanos ha dimitido como presidente del partido, el presentador badalonés sigue zurrándolo en su blog de la revista 'Lecturas'.

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El retrato que Jorge Javier hace de Albert Rivera es el de una persona que no toca con los pies en la tierra, que está enloqueciendo: "Se manejaba por la vida con trazas de suicida. Parecía no querer enterarse de que estaba perdiendo el norte, de que mezclarse con según que compañías políticas le iba a pasar factura", escribe en su blog personal. La estrella de Telecinco acusa al exdirigente naranja de haber llenado de odio la política española: "Nos endilgaba discursos broncos, cargados de resentimiento, incluso tenebrosos. Disfrutaba sembrando la discordia con expresiones propias de peleas de callejón".

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Una manera lamentable de hacer y de entender la política, provocar el enfrentamiento entre los ciudadanos, que no podía acabar bien, de ninguna de las maneras, y que lo estaba consumiendo: "Se veía venir que se iba a pegar la gran hostia y parecía que todo el mundo se daba cuenta menos él. Quería pegársela. Destruirse para volver a renacer en un hombre renovado y alegre. Era un ser agriado constantemente. Tiene cuarenta años y lo encuentro envejecido. Parece tener la edad de los hombres que llevan pantalones amarillos en un yate".

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Y para acabar, una sugerencia: "Si yo fuera él, me largaría a un país de sol permanente y me dedicaría a bailar bachata desde buena mañana hasta el ocaso. Necesita alejarse de esa gente con la que se ha fotografiado últimamente. Y no estoy hablando de Malú". Jorge Javier Vázquez aconseja a Albert Rivera marcharse muy lejos. Por su bien y por el del resto. Si se va ya no podrá continuar manoseando, de manera grotesca, la política española.