La fiesta fue gorda y la resaca todavía dura. La princesa Leonor no ha dejado indiferente a nadie. Tampoco se puede decir que haya convencido a los escépticos, a la vez que ningún incondicional se habrá bajado del carro. Hemos visto su puesta en escena y hemos comprobado que es lo que el régimen espera que sea. Que nada cambiará bajo su futuro reinado. Que es una más de la cadena. ¿Decepción? Cero. Tampoco esperábamos milagros. Un Borbón es un Borbón. Con 18 y con 85. Los tenemos muy vistos, estudiados y pateados.
El único acto de rebeldía es comer hamburguesas de panceta con sus compis reclutas. Incluso beber champán en recepciones y actos oficiales. Y ya. Leonor despierta cierta lástima, como la institución que representa. Sacrificar la juventud y la propia vida por un negocio como el suyo es triste. Una reflexión que sulfurará a la tropa cortesana, que estos días va infladísima. Pero es compartida por muchos “súbditos”, también por VIPS con poco miedo a mojarse. Uno de ellos, Jorge Javier Vázquez. El que fue el presentador más poderoso y mediático del estado español habrá perdido peso y relevancia en la pantalla, pero cuando opina su voz no pasa desapercibida. De rey a reina, habla claro.
Jorge Javier escribe su columna en la revista Lecturas y hace una crónica doméstica de su fin de semana en Badalona. Tiene una comida familiar con su madre, hermanos, sobrinos y cuñados, y el tema de conversación es la heredera del trono y el espectáculo de circo organizado a su alrededor. “Pese a la simpatía que despierta la princesa no hay nadie en la mesa que se proclame monárquico. Lo bueno es que la muchacha no molesta. No así Victoria Federica o Froilán, quienes en este hogar de Badalona no provocan mucho entusiasmo. Y estoy siendo comedido, que conste. “A ellos les encantaría que les tuvieran que hacer la genuflexión, como a los Reyes”, se escucha decir en la sobremesa. Y cosas más duras que no escribo porque yo valgo más por lo que callo que por lo que cuento”.
Sobre la Leonormanía vivida en Madrid, dice que “pasé por la Puerta del Sol. Había un pantalón enorme con una foto de la princesa y el edificio de la Comunidad de Madrid estaba iluminado con los colores de la bandera de España. Ojalá un día esa Comunidad aparezca iluminada con los colores del arco iris. Pero vamos, eso me parece tan improbable como que Victoria Federica se convierta en una mujer simpática y educada”. Pasa a analizar a la princesa, y sale el gordo: “Me quedé bastante frío. Puede que, incluso, sintiera pena por ella. Me parece una tortura tener que asistir a conciertos de música que ni te van ni te vienen, cenar con gente que no te interesa lo más mínimo, sonreír por obligación cuando estás rota por dentro por culpa de un desencanto amoroso. Saber que no puedes tontear con nadie por WhatsApp porque el destino ha querido que un día tengas que ceñirte la corona de Reina de España”. Y hace la pregunta puñetera: “Qué hacemos ahora con Leonor”. La respuesta, “lógica y sana”, es contundente: “No le queda otra que enfrentarse a un referéndum sobre su futuro”.
En cuanto a Leonor, me quedé bastante frío. Puede que, incluso, sintiera pena por ella. Me parece una tortura tener que asistir a conciertos de música que ni te van ni te vienen, cenar con gente que no te interesa lo más mínimo, sonreír por obligación... https://t.co/fbDyjvkH0O
— Jorge Javier Vázquez (@jjaviervazquez) November 8, 2023