Una de las tradiciones importadas del mundo anglosajón es la de Halloween. La noche de los muertos, sí. Pues bien, anoche en Telecinco apestaba a cadáver, porque una de sus presentadoras estrella, la más influyente e intocable, recibió una cuchillada de las que te dejan seco. Bien, si quieren, en vez de una navaja podríamos decir que le lanzaron una castaña gigantesca a la cabeza. Como Jorge Javier Vázquez es catalán, de Badalona, podemos admitir la mezcla de festividades de estos días. El caso es que Quintana salió malherida por la lengua viperina del de 'Sálvame' y 'Secret Story', gracias al disfraz que llevaba durante la gala del reality. Un vestuario estrafalario, excesivo y divertido, sí, pero que también era mortífero. Ideal para una venganza, una más entre los tótems de Vasile.
¿De qué iba vestido Jorge Javier? De bruja. Bru-Javier, vaya. Se lo pasó de narices caracterizado de este personaje maligno, potenciando aquello que lleva en la sangre: el espectáculo. Si es bueno haciendo su trabajo, cuando puede sacar su vena dramática, se crece y de lo lindo. Y si además tiene cuentas pendientes con el enemigo, miel sobre hojuelas. El conflicto entre productoras por el documental de Rocío Carrasco, agravado estos días con la separación de Antonio David y Olga Moreno, así como la relación de éste con la reportera d''AR', Marta Riesco, ha convertido Mediaset en un pequeño Vietnam. Vázquez está en plena ofensiva.
Que sean compañeros de cadena y los principales activos del grupo audiovisual no hace más que complicar la posible resolución pacífica de una batalla que no se detiene. La lucha de egos es brutal. Pero claro, Vázquez le pasa la mano por la cara cuando se trata de mofarse del rival. No se puede aguantar. Por eso en un momento del programa, bien avanzada la noche, se lanzó a la yugular con un chiste leñero, llamándole "bruja" de forma más o menos sutil y sin despeinarse. "Quiero aclarar que hoy no está presentado el programa Ana Rosa Quintana. Sé que hay mucha confusión". El plató y los espectadores en casa, 1.700.000 ayer, se troncharon de risa con la ocurrencia. Y asistieron a la ejecución pública de la reina de los matinales.
Las redes son, como siempre, el mejor termómetro de lo que provocan los programas de televisión. Y claro, una ocasión como esta es muy golosa para los tuiteros, que reaccionaban en masa al momentazo que estaban viviendo. Por mucho que le pese a la Ana Rosa parece que la gente estaba del bando del catalán. Quizássus defensores ya estaban en la cama, que se tienen que levantar temprano para ver su homilía diaria.
Una aclaración: hablamos de muertes festivas, cadáveres de broma y halloweeneros, llaménle cómo quieran. Que no queremos problemas, ni meternos por el medio del tiroteo: podríamos salir escaldados. Es el turno de Ana Rosa: ¿se disfrazará de Kim Jong-un?