El 4 de noviembre de 2021 fue un día negro para uno de los actores más populares de la pequeña pantalla. José Luis Gil, enormemente famoso por sus papeles en 'Aquí no hay quien viva' y 'La que se avecina', sufría un ictus. Ingresaba en el hospital con pronóstico grave, y aunque sobrevivió al tropiezo, las consecuencias eran nefastas. Su carrera profesional se detenía en seco, mientras que la personal también se veía afectada de manera catastrófica. Aunque en un primer momento se confió en que sería un susto temporal y reversible, no fue así. Todo se ha ido complicando irremediablemente. El infarto cerebral limitó sus capacidades, y a pesar de la enorme lucha que desde aquel día han llevado a término paciente, médicos y familiares, los avances han sido mínimos. Cada día que pasa, la brizna de esperanza es más escasa. No hay solución, o cuando menos es muy limitada: con proporcionarle la mejor calidad de vida basta.

Los compañeros de profesión y los amigos del actor aragonés se rompen cuando tienen que explicar cómo se encuentra. Una cosa parecida pasa con el gran apoyo que está teniendo desde el primer minuto de esta pesadilla: la familia. Su hija, Irene, se ha convertido en la portavoz oficial, ya que el padre no puede comunicarse por sí mismo. Cada actualización de su situación es una cuchillada en el alma. Pero lo tiene que hacer, por amor, por respeto, por dignidad y por agradecimiento. Gil es uno más de la familia para millones de espectadores que han seguido su trayectoria, lo quieren y se lo hacen saber, especialmente en estas circunstancias dramáticas.

José Luis Gil y su hija Irene / Instagram

Irene, hace unas horas, escribía este texto conmovedor: “Me preguntáis por mi padre, os lo agradezco en el alma, sentir tanto cariño es un honor. Es duro tener que hablar en su nombre, me gustaría que él pudiese responder a vuestros mensajes. No es así”. En su casa todos se han hecho a la idea: “Han pasado 2 años y estamos asumiendo todos que la vida no va a volver a ser la misma. Es un golpe tremendo y que cuesta encajar, estamos en ello. Luchamos por afrontar esta situación que es muy compleja y dolorosa. Gracias por vuestra prudencia y vuestro respeto”. Estremecedor, sin duda.

La publicación de Irene está recibiendo numerosas muestras de apoyo, de afecto y comprensión. Son especialmente significativas la de familiares de personas que pasan el mismo trance que ella y que su padre: afectados por el ictus que, además, antes de que su mundo se hundiera eran fans del actor, de las tramas y de la comedia que representaba en la ficción. La realidad, sin embargo, es mucho más cruda. Y despiadada. “Yo llevo 4 años conviviendo exactamente con ese mismo cambio. Mi papá era fan del trabajo de tu padre y ahora tenemos esa otra vida. Pero seguimos juntos”, “tengo a mi madre en la misma situación y es muy doloroso…un beso para el más grande”, “mi padre también le dio un ictus y me cambió completamente la vida. Eso sí, están vivos”, “tu papá se merece todo lo mejor del mundo. El nos hizo reír, emocionarnos, desconectar de nuestros problemas. Toda la fuerza del mundo para el vecino y presidente más ilustre de la televisión. Hasta el infinito… y más allá!” Efectivamente, hasta el infinito es donde llega la estima por José Luis. Suerte y coraje.

José Luis Gil / GTRES