José Luis Martínez Almeida ha esperado 48 años para encontrar pareja estable y tener planes de boda. Ha llegado en el tiempo de descuento, como si dijéramos. Este fin de semana selló su compromiso con una petición de mano chapada a la antigua, y en la que nos volvió a dejar estremecidos con un detalle sucio, feo y dejado con respecto a su cuidado personal: unas uñas impresentables. El último episodio de una retahíla imparable de desastres estilísticos, incluyendo una "injuria a la Corona" hacia Felipe y Letizia. Al alcalde de Madrid no le importó nada presentarse de manera andrajosa ante su futura familia política; recuerden que Teresa Urquijo viene de la rama Borbón - Dos Sicilias, es parienta lejana del rey. Por lo tanto, José Luis también lo será. La pedrea.

La fecha del enlace ya ha quedado fijada: el 6 de abril. Quedan dos meses, empieza la cuenta atrás y los preparativos del gran día. No sabemos exactamente por qué, pero da la impresión que será Teresa la que se encargue de todo el trabajo. Intuiciones, sí. En todo caso, que se lo tome con calma: quizás hace falta una conversación seria con José Luis, porque tenemos pollo en el horizonte. El bodorrio cuelga de un hilo. El alcalde tendrá que escoger entre dos pasiones, o el amor romántico o el amor a sus colores.

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Almeida / Europa Press

Unos colores futboleros: el alcalde es colchonero, y el 6 de abril es la fecha soñada por la afición del Atlético de Madrid para intentar levantar un título importante: la final de Copa. El 29 de febrero se sabrá el desenlace de la semifinal entre madrileños y el Athletic Club de Bilbao, verdugo del Barça. Si pasa el equipo de Simeone, la situación será crítica. José Luis es muy aficionado al fútbol (mejor animando que jugando), y siempre que puede demostrar su compromiso por sus colores, lo hace. Dejarles tirados en un día tan señalado podría ser un pecado. Persona non grata en el Metropolitano. Drama. Almeida es el pupas, como su equipo.

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José Luis Martínez Almeida, fan del Atlético de Madrid / GTRES

El alcalde, sin embargo, tiene una posible escapatoria, porque la final no se celebrará en Madrid, sino en Sevilla. Eso quiere decir que podría fumarse su presencia en el palco como anfitrión de la fecha definitiva del torneo, acompañando al rey Felipe, otro presunto seguidor del equipo de Griezmann. En todo caso, si el Atleti pasa de ronda, Almeida tendrá un problema. Tendrá que perderse la final, si no quiere molestar a su mujer desde el primer minuto de su vida de casados. Le esperarán en la finca familiar de Colmenar Viejo, 'El canto de la cruz', y nadie contempla que se marque un Juan Ortega, el famoso novio torero a la fuga. Quizás instalando unas pantallas gigantes en la boda lo tendría solucionado. Ahora bien, quedaría bastante feo. Pero ya sabemos que eso es lo último que preocupa al novio. Le importa un pito.