Es oficial. Tamara Falcó e Íñigo Onieva han sido destronados. El título de la pareja más querida de la España casta y pura es para el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y Teresa Urquijo, aristócrata y consultora financiera de raíces borbónicas, 20 años más joven que su marido. Una diferencia de edad que no ha sido obstáculo para que cuajara la relación a velocidad galopante. Bien, había prisas por los dos ados. Almeida, porque llegaba a los 50 como solterón. Y ella porque no quería que el del PP le hiciera alguna jugarreta. Iba sobre seguro, eso sí: él ha cantado bingo con esta mujer. Por muchos y variados motivos.
Uno de ellos, el que se ha comentado en tantas ocasiones, es el tipo de hombre que representa José Luis. Tantos años en soledad, con un trabajo como el suyo, con un estilo personal bastante particular y todos los vicios adquiridos en la mochila, no son una tarjeta de visita que provoque gran interés en el mercado amoroso. Hay que estar muy, pero que muy convencido o convencida, de subir a aquel tren. Los testimonios previos a la boda, filtrados por el entorno próximo del alcalde madrileño, eran demoledores. "Apartamento penoso" es el título de esta historia de terror, que visita armarios, cómodas e incluso la nevera, donde es más fácil encontrar a un fantasma que un yogur. Ni caducado. Un estante vacío que consumía electricidad en la casa de los horrores, una cueva. Teresa, con linterna, mascarilla y escoba, preparada para todo.
José Luis, con su estilo campechano que tan orgulloso hará sentir al semi-suegro Juan Carlos, es el primero que reconoce que eso de considerarlo un soltero de oro y de un buen partido es un gesto de indulgencia absoluta, cuando no de peloteo por ser quién es. Un carácter que ha paseado esta mañana del 20 de mayo de 2024 por el programa 'Espejo Público' de Susanna Griso. El alcalde acudía al plató por primera vez desde que se casara el 6 de abril, una exclusiva para Antena 3. Su mujer, con la que hacía arrumacos un poco escalofriantes en el palco de Las Ventas hace unos días, salía en la conversación en más de una ocasión. Una frase interesante: "Cuando me dan la enhorabuena digo 'la enhorabuena dármela a mí, porque a ella no lo tengo claro'". Condescendencia disfrazada con un humor bastante acertado. Reconoce que el chotis fue un ridículo espantoso, asegura que quiere tener hijos pero sin prisas y confirma que la que más está sufriendo la adaptación es ella. Debe flipar. Hay razones, bastante humillantes.
Confesión de Martínez-Almeida a la Griso, desde lo más profundo de su corazón sobre la vida de casado. Parece una reunión de autoayuda: "Pues ayer fui a la compra". La frase provoca un silencio corto, pero eterno. El tiempo se detiene. Solo rompe la tensión el monosílabo de la presentadora, "¿qué?", y lo peor de todo, la carcajada del alcalde. Así de conectado vive con la realidad, ni más ni menos. ¿Recuerdan aquella época cuándo se atacaba a los políticos porque no sabían el precio de un café con leche o una barra de pan? Pues bien, José Luis no sabe ni dónde está el súper. Ni con un mapa. No hay que oir mucho más. Retratado. Suerte, Teresita. Ya podéis contratar asistentes del hogar, porque querréis ampliar familia, pero así no tendréis ni una planta en común.