48 horas son las que le quedan a José Luis Martínez-Almeida para dejar de ser un solterón de 48 años. El sábado 6 de abril, en la iglesia de los Jesuitas de Madrid, el alcalde madrileño unirá su futuro al de Teresa Urquijo, de 27 años y emparentada con los Borbones. Una relación que desde fuera quizás parecía tangencial, pero que ha servido como a excusa para Juan Carlos y compañía para montar un cónclave royal de primera magnitud en la boda. A estas alturas, y sin descartar alguna incorporación in extremis al bodorrio, los confirmados que asistirán con el emérito serán Sofía, Elena, Cristina, Victoria Federica y Froilán, aparte de los primos Zurita y Gómez-Acebo. El sueño más húmedo de Almeida, compensando haberse quedado sin despedida de soltero en Marrakech.

El romance y compromiso entre el político y la aristócrata ha sido por la vía rápida. Dicen las fuentes próximas al alcalde madrileño que fue ella la interesada en José Luis, y no al revés. Que le había hecho ojitos, que le pidió el contacto y que incluso se cabreó cuando la respuesta fue una dirección de correo electrónico del Ayuntamiento de Madrid. Almeida, demasiado habituado a la soledad sentimental, tiene las artes amatorias más bien oxidadas. Urquijo, finalmente, hizo despertar al alcalde, oficializando el cortejo. Y de allí al anuncio de boda y petición de mano poco cuidada en términos de higiene, la cosa fue un suspiro. Hay una razón potente que explica las prisas. Y nuevamente, la que tiró de la cuerda fue Teresa.

José Luis Martínez-Almeida / GTRES

El programa 'Espejo Público' de Susanna Griso ha dedicado una parte de su tertulia rosa a la boda de Almeida, destapando el secreto antes expuesto: un órdago. Urquijo, a pesar de su interés contrastado en cazar Almeida, tenía algunas reticencias sobre el futuro de la relación. No había aterrizado en este campo de minas para acabar estrellándose contra la realidad. ¿Cuál? La de un hombre de vuelta en la vida, que nunca ha sentido la urgencia del matrimonio, de la pareja, de establecer una relación como Dios manda. Un inciso: piensen que hubo un momento, con la fecha del enlace anunciada a bombo y platillo, que a Teresa le recorrió un escalofrío nefasto por la espalda: la boda coincidía con una final de Copa del Rey de fútbol, y el equipo de su novio tenía posibilidades de llegar. Fútbol por boda. Hum. El alcalde, todo tacto, llegó a hablar de "error" al establecer el 6 de abril como el día de la boda. Así es el personaje. Y por eso las medidas extraordinarias de Teresa.

Almeida, fan del Atlético / GTRES

¿En qué consistía la condición sine qua non de la novia? Pues que no estaba dispuesta a esperarlo mucho. Es decir, no quería un marido con más de 50 años. Por eso todo se ha precipitado a la velocidad del rayo, 2 años antes de atravesar la línea roja. Bien jugado, José Luis. Un ramalazo de lucidez en el momento oportuno. Y con premio: tendrás un álbum de fotos lleno de VIPS y royals pata negra.

José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo / GTRES