El 6 de abril tenía que ser una fecha llena de luz y color para José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid. Pero eran dos, en realidad. Una la tenía en el saco, la otra dependía de otros factores, pero era plausible. Y a medida que pasaban los días, con más razones. Hablamos, por una parte, de la boda programada con Teresa Urquijo en la finca familiar de la novia aristócrata en Madrid, y por la otra la final de la Copa del Rey de fútbol que se disputará en Sevilla, aquella misma noche de sábado. Almeida es fanático del Atlético de Madrid, equipo que disputa las semifinales del torneo. Si había final no se lo perdería por nada del mundo, aprovechando su condición de futbolero y VIP. Al alcalde, sin embargo, se le escapó un detalle importante. Darse cuenta de que el 6 de abril del bodorrio y el 6 de abril del furgol eran del mismo año, del mismo planeta y de la misma dimensión. Una pifia comprometida.

Claro, porque el alcalde, de repente, parecía destinado a tomar una decisión. O paralizaba la boda que ha soñado y nunca ha encontrado con 48 años de vida de solterón de oro, o abandonaba a la otra amante, la deportiva. En todo caso, tocaba decir adiós. Bien jugado, actuando con juicio: se casará. O no, porque es que siempre encuentra la manera de meter la pata y poner en un brete a su compañera y presunta señora. Habla más de la cuenta y, a pesar de su talante Campechano (siempre emulando al ídolo Juan Carlos), hay inconveniencias que se cargan la magia. Y la magia, en el amor, a menudo lo es todo.

Teresa Urquijo y José Luis Martínez Almeida / GTRES

El discurso de Almeida, demasiado acostumbrado a la soledad y malgastar las relaciones sentimentales, es de primero de ruptura. Todo el mundo pendiente de la cita, de cuidar cada detalle de una boda que será la hipérbole de tradición y costra. Empieza y acaba mal en el digital 'Relevo':"La verdad es que tuve mala suerte. Porque no fue no por no consultar el calendario, porque como buen futbolero lo hice. Miré la final de la Champions en un alarde de optimismo, y no coincidía. Entonces cuando miré el 6 de abril, me dije vamos a ver si hay liga. Y entonces vi que no había liga y pensé que bueno, que sería un amistoso de la Selección Española, y luego alguien me sacó de mi error y me dijo 'No, es la final de Copa". Precioso, "mala suerte" y "error" en la misma intervención sobre la cita con Teresa. Tok ok, José Luis.

José Luis Martínez Almeida / Europa Press

El alcalde futbolero tiene suerte, de momento, porque la ida de la eliminatoria contra el Athletic Club de Bilbao en el Metropolitano acabó mal. Los de Simeone perdían por 0-1, y la vuelta en Bilbao y San Mamés será dura. Barça y Girona han claudicado últimamente, y en la capital de Bizkaia ya han empezado a limpiar la famosa gabarra. Cuando los de Bilbo se ponen, se ponen. En todo caso, Almeida no pierde la esperanza, e incluso vuelve a añadir un motivo más de divorcio prematuro: "Creo que si ganamos esa final de Copa, puede que caiga alguna vuelta por Neptuno al final de la noche. Va a haber gente pendiente, claro, gente que va a tener que tomar una decisión. Una decisión tan difícil como la mía casi". Novio y marido a la fuga, así, para empezar. O Teresa tiene un estómago de titanio o no durarán.

Almeida con la bufanda del Atlético / GTRES