Llevamos una semana en la que los resultados del 10-N y la valoración que hacen los nombres más relevantes del mundo de la música van de la mano. La subida de la extrema derecha ha influido a Rosalía, Miki Núñez, Àlex Casademunt o Mónica Naranjo, todos ellos catalanes pero con motivaciones y repercusiones bien diferentes. Pero hay una reacción de la que no se habla mucho y que es sorprendente: la de 'la voz' de VOX, José Manuel Soto, que se ha metido en el enésimo jardín de su carrera como tuitero aficionado. Su victimismo ha alborotado las redes sociales, después de leer sus palabras: un lamento inverosímil en el que dice que "no corren buenos tiempos" para personas como él. ¿Seguro?
"Soy español, católico, monárquico, carnívoro, músico, autónomo, heterosexual y bético". Ah, "y taurino", añadió más tarde. Se ha dejado "anticatalán", por cierto. Pero quitando lo de músico, su sentimiento futbolístico y la problemática de los autónomos, el resto de adhesiones inquebrantables de Soto son un fiel reflejo del votante del partido de Santiago Abascal. Los 52 diputados ultras obtenidos en las urnas, eso sí, parecen un botín extraordinario para su parroquia, pero el andaluz quiere más, y más, y más. Y hace campaña post-electoral, no sea que lleguemos a las terceras elecciones generales si no hay pacto que lo evite. Ha pasado de la euforia y la celebración al cinismo más absoluto, como es patente en su timeline.
Soto es un cantante "del montón", pero como provocador va haciendo sus 'pinitos', aunque a menudo caiga en el más absoluto ridículo. Y es lo que ha encontrado en las redes: un repaso de campeonato, con televisivos como Jair Domínguez o el colaborador de 'Zapeando' Quique Peinado mojando pan.
"No son buenos tiempos", cierto, José Manuel, pero no para los ultras, sino para la democracia y las libertades civiles. No cuela.