Cuando Mariano Rajoy explicó que los españoles son "muy españoles y mucho españoles" seguro que estaba pensando en personajes ilustres como José Manuel Soto. El sevillano bien podría ser el nuevo Cid cantautor. Su ardor guerrero llega hasta el punto que el artista llenó de anuncios con su cara y la bandera de España las calles de Barcelona, días antes del referéndum del 1-O.
José Manuel Soto siempre encuentra la manera de dar un paso más a la derecha. Es tan ultra que fácilmente podría hacerle sombra a Santiago Abascal. Los ataques del andaluz contra los catalanes, una constante. A veces sobrepasando incluso los límites de lo que es aceptable, como cuando aprovechó la leucemia de Josep Carreras para atacarlo por indepe.
Desde que Pedro Sánchez decidió convocar elecciones generales el 28 de abril, parece que al cantante se le ha subido España a la cabeza. Más de lo que es habitual. Firme partidario del trifachito, el artista ya hace campaña para que PP, Ciudadanos y Vox sumen mayoría absoluta y se hagan con el Gobierno. De momento se dedica a publicar encuestas para ver si la mayoría está por el pacto de derechas. Y el ridículo no puede ser más estrepitoso. A pesar de dirigirse a sus seguidores ultras, el resultado demuestra que le ha salido el tiro por la culata: el 69% prefiere un acuerdo entre el PSOE, Podemos y los independentistas. La interpretación que hace Soto es que "la gente tiene muchas ganas de cachondeo".
No es la primera vez que José Manuel Soto se humilla en público. Han pasado cinco años de su paso por Tu cara me suena y sus actuaciones siguen provocando vergüenza ajena. Entonces quedó penúltimo, con un apoyo pírrico de la audiencia. Un triste 3%, que no dista mucho del resultado del PP en las últimas elecciones al parlament de Catalunya.