La mala relación de Rocío Carrasco con su entorno familiar ha vuelto a quedar demostrada a raíz de su bestial testimonio en Telecinco. Más allá de Antonio David Flores, al que acusa de maltratarla, y de su hija Rocío, que la agredió al estar manipulada por el exguardia civil, Rociíto no tiene contacto con ningún otro miembro de la saga de la Jurado. Cortó de cuajo cualquier vínculo con todos ellos: ni el tío Amador Mohedano, ni la hermana Gloria Camila ni su padrastro, José Ortega Cano. El torero se casó con su madre tras separarse de Pedro Carrasco, y aunque la relación pareciera cordial en un principio, acabó de la misma manera que el resto. Carrasco le acusa de hacer migas con su verdugo, entre otras cosas. Los ataques a Ortega se han ido sucediendo desde que empezara la serie, y el torero tomó una decisión: apagar la tele y no hablar de tema para no alimentar la polémica. Hasta este fin de semana: se ha hartado y ha roto su silencio, a través de una llamada en directo al programa 'Viva la Vida', donde trabaja su actual mujer, Ana María Aldón.
Ortega ha abierto la caja de los truenos y ha ofrecido su versión del cisma familiar. Un personaje queda señalado, un sospechoso habitual como Fidel Albiac: "yo quería mucho a Rocío Carrasco incluso antes de que fuese mi hijastra, pero todo cambió cuando entró en escena la pareja que tiene actualmente. Ahí se hizo una criba y yo estaba dentro, igual que la familia Mohedano". La imagen de un Fidel manipulador y artífice del aislamiento total de Rocío vuelve a escena. El torero se siente dolido por lo que dijo la protagonista en Telecinco, calificando de error su madre se casara con él. La quería como a una hija propia: "yo era muy amigo de su padre, Pedro Carrasco, antes de casarme con Rocío, ya ahí yo la quería, no entiendo por qué hace esto". Parece que la aversión de Albiac hacia Ortega, Gloria Camila y José Fernando ("los inmigrantes", como se refería a los hermanos) jugó un papel determinante. Un Fidel que también podría estar detrás de otro episodio que escenificó la fractura total de la relación: la apertura de un museo dedicado a la mítica cantante, y que se quedó en nada por discusiones económicas entre las partes.
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Control, poder y dinero, las tres grandes sombras que persiguen al inseparable compañero de viaje de Rocío Carrasco.