Josep Cuní pasó por el aro de Eloi Vila. El programa Al cotxe recuperó las entrevistas a famosos, muy añoradas después del intento de hacer conversaciones con anónimos que no interesó tanto. Cuní disparó la audiencia del 7,2% el jueves pasado a un buen 10,3% y segunda opción de la franja tras La isla de las tentaciones. La tentación era hacer llorar a Cuní, como hace siempre el programa. Casi lo consigue. El Cuní más familiar se abrió.
En el trayecto del c/Casp, donde trabaja en Ràdio Barcelona (103.5), a la Avda/Diagonal dónde tiene la productora tuvo tiempo de hablar de los padres, de los hijos y de los nietos. El padre y la madre eran pescaderos en su Tiana natal "Dije que no quería llevar el negocio familiar para no tener que levantarme a las 4 y llevo toda la vida levantándome a las 4 para hacer programas". ¿A qué hora va a dormir? "Es muy difícil ir a las 8 o las 9, intento entre las 9 y las 10 pero acaba siendo sobre las diez y media". No se quejó nada de madrugar, como hacen otras estrellas de la radio.
En Tiana, en el Maresme todavía vive el otro Cuní famoso, Carles Cuní, propietario de la emisora Flaix. Y Gabriel, que conserva el otro negocio familiar: el pescado. Josep Cuní ni Flaix ni pez: la SER. El director y presentador de Aquí, Cuní habló de los dos momentos que lo han hecho llorar: "Dos situaciones personales duras. Cuando murieron mis padres y en otro momento íntimo". Un silencio espeso, Cuní no quiso decir más. Habló de los nietos "No he estado mucho en casa. Ahora ya soy abuelo. El papel del abuelo no tiene que ser el del canguro, pero en mi casa nos beneficiamos de eso. Vengo de una familia donde todos los hombres y mujeres han trabajado en los negocios. La mujer trabaja fuera de casa. Todas". Cuní está casado con Montse, tiene dos hijos, Noemí y Gerard, y cuatro nietos.
Va salido el tópico del lprou,prou, prou, un Cuní irritado haciendo callar a invitados de ultraderecha: "Fui al despacho del director de TV3, Paco Escribano, a presentar mi dimisión por no haber estado a la altura de una TV pública. Me dijo si estaba zumbado". A los 67 años reconoce "No soy una persona segura de mí misma. Miro poco atrás. No soy nostálgico del trabajo". Nunca ha estado en el paro. Ha vivido para trabajar. Tiene cuerda para rato.