El líder de Unidas Podemos se metió en un lodazal de dimensiones considerables después de su entrevista con Susanna Griso en 'Espejo Público'. Pablo Iglesias dio su versión del desastre político que asola el país, abocado a nuevas elecciones el próximo 10-N. El culpable es, evidentemente, el presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que les ha rechazado como socios de coalición una y otra vez, quizás pensando que asustando a Iglesias conseguiría su objetivo más oscuro: Pactar con Albert Rivera, que repite cual cacatúa un número de consecuencias fatales en Catalunya. Bingo, el 155. El de Cs quiere arrebatarle de nuevo las competencias a la Generalitat, sea como sea. Todos pensábamos que la izquierda española, es decir, la formación de Iglesias era el gran freno contra las aspiraciones del españolismo. La realidad, sin embargo, es otra. Pablo hubiera aceptado la medida punitiva si, con eso, "pillaban poltrona".

Pedro Sánchez Pablo Iglesias Europa Press

A Iglesias le han caído palos por todos lados después de quitarle la careta a la posición de su partido. Estaban dispuestos a todo para entrar en el Gobierno. Incluso, volver a suspender la autonomía catalana. "El fin justifica los medios", no queda ninguna duda. Aunque hay quien va mucho más allá, y pone de manifiesto una impresión que no suena nada extemporánea: Hay quien se excita con el 155, y no son sólo Rivera, Álvarez de Toledo, Borrell o Abascal. El último seguidor lleva coleta y camisa de cuadros, y toma cafés en la cafetería del Congreso con su 'máximo' enemigo. Sí, ha dejado 'a cuadros' a los catalanes. Nos lo apunta Josep Maria Mainat, en un tuit con toneladas de ironía: "Con los problemas que tienen, ¿por qué les pone tan cachondos aplicar el 155 en Catalunya?" La pregunta no ha pasado desapercibida.

Josep Maria Mainat TV3

La respuesta parece clara: El 155 no es nada comparable a la gloria de gobernar España al precio que haga falta. Por suerte para los catalanes, y quizás para la suya personal, la bajada de pantalones llega demasiado tarde. Quizás por eso Iglesias ha pasado el día y la noche colgado de Twitter, corrigiéndose a la espera de redención. Pero la patita la hemos visto todos. Cosas de la 'excitación', que es difícil de disimular.