El nombre de Josep Piqué ha vuelto a nuestras vidas. Y por un motivo que, en el caso de los políticos del PP, es una especie de déjà vu: La corrupción. A Piqué, miembro del gabinete Aznar y bien colocado desde hace tiempo en OHL, la Guardia Civil le implica en un caso de adjudicación irregular del contrato del proyecto faraónico de Esperanza Aguirre: El campus de la Ciudad de la Justicia de Madrid. La Cadena Ser ha publicado los correos que demostrarían que influyó en el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González (que ya ha pasado por la prisión). El caso es una nueva rama de la prolífica red Púnica, y pone al político catalán ante dos tribunales: El del Estado, que ya veremos cómo le trata, y el de la opinión pública, que le recibe con emoción... y mucha ironía.

ACN

Este nuevo episodio de las tramas corruptas que arreglan contratos públicos en el entorno de los populares tiene ingredientes extra: El consejero delegado de OHL, Javier López Madrid, compiyogui de la reina Letizia y el de los pactos turbios con Villarejo, y que junto con Piqué, vicepresidente de la empresa, hicieron las trampas pertinentes para intentar asegurarse un contrato de casi 800 millones de euros, según la UCO. Imagínenos cómo serían los trozos del pastel a repartir entre vaya a saber quién. Todo elucubraciones, claro está, hasta que un juez diga lo contrario. Internet, sin embargo, se expresa con libertad.

Allí donde no llegan (interesadamente) las reinas de los matinales televisivos, es decir, Ana Rosa Quintana y Susanna Griso (compis de la mujer de Piqué, la exdirectora de Antena3, Gloria Lomana), los internautas se multiplican para destacar que el PP sigue fiel a su tradición, añadiendo un "nuevo caso aislado" a la montaña de estiércol que desborda Génova.