La celebrity catalana más poderosa es la baronesa Thyssen. Carme Cervera es propietaria de gran parte de la fortuna de su último marido, el barón Thyssen, incluyendo la colección privada de arte más potente del continente. Hay bofetadas para acogerla e incluso Vladímir Putin quiso seducir a Tita Thyssen y exhibir de manera permanente su colección cubriendo a Tita de oro y convirtiéndola en una especie de mujer del Zar de Rusia en San Petersburgo, la Meca de los Museos de Arte en la antigua URSS. Pero finalmente la próxima sede del Museo Thyssen se hará en Barcelona (en paseo de Gràcia/Gran Vía), en la ciudad de Tita Thyssen, donde nació y donde inició su carrera fulgurante siendo escogida Miss Barcelona. A partir de aquí, todo fue triunfar: maridos famosos, estrella de la prensa rosa y ahora gestora de todo el inmenso patrimonio Thyssen. Los hijos del barón se quedaron una parte, pero la parte gorda la gestiona Tita que tiene que dejar testamento porque hará 82 años en abril, aunque aparenta veinte menos. Está estupenda. Por primera vez se aparta de la portada de su revista de cabecera, Hola, y cede el protagonismo a sus hijas Carmen y Sabina que por primera vez salen solas, adultas y empoderadas:
Las dos jóvenes de 18 años en la mansión Thyssen en Andorra en una sesión fotográfica espléndida con alguna imagen icónica, como la de Carmen Thyssen hija con un vestidazo largo de noche mojada y vestida dentro del agua de la piscina climatizada de la casa con las montañas de los Pirineos de fondo. Una estampa icónica que dará que hablar. Carmen es una estrella, guapísima, ambiciosa, la heredera de todo el conglomerado. Acabará apartando a Borja que a los 45 años no sale nunca ni en las empresas Thyssen ni con la baronesa ni por supuesto con las hermanas que una vez más evitan la portada prohibida. Nunca han aparecido los tres juntos: Borja, Carmen y Sabina. ¿Una maldición? No, un pacto basado en el misterio del esperma con el cual fueron generadas las gemelas en un vientre de alquiler en los EE.UU. La leyenda dice que era esperma de Borja, a fin de que las niñas se parecieran a Tita, y tuvieran su ADN. Tiene toda la lógica, como ha hecho Ana Obregón con su hija engendrada con esperma del difunto Alex Lequio. La diferencia es que Borja vive, pero es como si no. Una vez más desaparece del mapa.
En Hola las hermanas de Borja trenzan prohibido hablar de él. Tita reconoce que Borja la llamó por Navidad y nada más. No parece una relación normal porque no lo es. Borja no se siente cómodo con la nueva situación: Sabina ha crecido clavada a él, sin ninguna explicación oficial de por qué se parecen, y Carmen, la grande de las gemelas, estudia ADE para dirigir el imperio Thyssen. La misma Carmen envía un dardo a Borja explicando cuál es su serie favorita: Juego de tronos. Ups, dijo Borja. Hermanos asesinados, hijos que no son hijos, un culebrón donde la familia se mata entre sí para gobernar. Borja será Tywin Lynister, asesinado a manos de su hijo Tyrion. Sabina explica por qué ella nunca sale en las fotos oficiales:
Sabina Thyssen: ""Me gusta acompañar a mi madre a los museos, aunque prefiero mantenerme más al margen, no es cuestión de timidez, simplemente, prefiero preservar más mi intimidad y concentrarme en mis proyectos personales". Sabina pinta y quiere ser ilustradora de cómics. Fabulosa y bohemia, artista brillante. Los roles en la casa están claros: Carmen poderosa y gobernanta, Sabina artista al frente de los Museos y Borja, el hermano perdido que se dilapida la legítima con la mujer que detesta la suegra y un montón de hijos pijos para alimentar. A la baronesa la aterroriza el síndrome Rocío Jurado: que cuando Tita Thyssen muera, la familia entre en una batalla que los destroce a todos, como un Juego de tronos en las montañas de Andorra entre cuadros de Gauguin.