Juan Carlos de Borbón tiene costumbres milenarias. Contar billetes, matar animales o engañar a su mujer son solo algunas de ellas, como todos sabemos después de décadas de reinado, emeritazgo y exilio. Otras quizás no son tan conocidas, pero también tienen solera, son botellas de vino de grandísima reserva. Una de ellas tiene que ver con su vanidad y su condición de playboy. La estética siempre le ha preocupado: se ha hecho un montón de tratamientos antienvejecimiento, y el tema de la alopecia no lo ha llevado bien del todo. ¿Ser calvo y rey? Oh, no. Por eso encargaba peluquines en Barcelona desde tiempos inmemoriales, para tapar el cartón. Una falta de pelo que, en cambio, se convertía en abundancia en otras zonas corporales. Tampoco le gustaba nada de nada. Ni calvo ni dos pelucas, vaya.

Este último problema pasó a la historia exactamente hace 47 años, 4 meses y 14 días. Un 22 de noviembre de 1975, 2 días después de la mejor noticia que ha tenido España en siglos, el Borbón era proclamado rey. Se presentó a la cita en las Cortes muy solemne y acompañado por su esposa Sofía de Grecia, que no se imaginaba la que le venía encima. Una vida de humillaciones y que empezaba con un pequeño gesto de estética de su marido, arrancándose los pelos que molestaban... y que le provocaban un cierto complejo. No podía así por la vida.

Juan Carlos proclamación 1975 RTVE.es
Juan Carlos durante la proclamación / RTVE.es

Juan Carlos de Borbón, adicto a la depilación desde la muerte de Franco

No sean malpensados y no vayan a imaginarse zonas corporales íntimas, eso sí que quedará en la estricta privacidad del monarca y de aquellas con las que haya compartido piel y pelos. Se trata de sus cejas, muy pobladas y prácticamente uniformes, y que no osó erradicar hasta que no pasó de príncipe a rey. No querría ser recordado como Juan Carlos I 'el Unicejo', le aterraba la idea. Pinzas en mano y vete a saber si con la colaboración conyugal fue extrayendo cada fibra desde la raíz mientras emitía pequeños juramentos por el dolor y la humillación: un machote como él se veía en el salón de la señorita Pepis. Todo eso lo sabemos gracias, una vez más, al ingenio y la memoria prodigiosa de Pilar Eyre, la cronista real que si no existiera, la tendrían que inventar.

(Alta) Entrevista Pilar Eyre, escritora - Foto: Montse Giralt
Pilar Eyre / Foto: Montse Giralt

Las cejas, un dolor de cabeza para el emérito. No quería pasar a la historia como el rey 'unicejo'

Eyre, aficionada al Twitter, veía una portada de la revista 'Hola!' de aquellos días decisivos tras la muerte de Franco. Salía toda la Familia Real de aquella época: los reyes con Elena, Cristina y Felipe. La periodista la suelta, en seco, como una tira de aquellas con cera para depilar: ¡Rassssss! "Aún no se había depilado el entrecejo. Lo hizo cuando fue rey". Parece que no viene al caso, pero es un detalle sabrosísimo por divertido, por el retrato y por la retranca. El exmonarca se ha convertido en eso, en un personaje de entretenimiento y chistes, eso de padre de la democracia y paladín de la Transición ha quedado sepultado por escándalos y actuaciones vergonzosas. Se ha quedado en un cromo del cual solo interesa saber si tiene pelo en las cejas, los sobacos o el ombligo. Y ya. Todo un rey de España, ¿eh? Efectivamente, las cejas acabaron muy perfiladas a final de año, durante su primer mensaje de Navidad. Comparen.

ANTES DE LA PROCLAMACIÓN:

Detalle Juan Carlos 1975 Twitter
Juan Carlos en 1975 / Twitter

DESPUÉS DE LA PROCLAMACIÓN:

Juan Carlos mensaje navidad 1975 RTVE.es
Juan Carlos durante el mensaje navideño de 1975 / RTVE.es

Juan Carlos, de depilarse pelos molestos a tirarse de los pelos. El círculo de la vida.