La agonía continúa, pero misteriosamente nadie quiere tomar la decisión final: La Sexta y Atresmedia se hunden cada domingo con 'La Roca', obteniendo audiencias irrisorias en más de 4 horas y media de programa interminable. No hay nada peor que un espacio diseñado para acompañar a los teleespectadores durante tooooda la tarde del domingo y que no los haga vibrar en ningún momento. Las sensaciones que provocan son diferentes, entre el sopor y la indignación. Y un poco de misterio, sí: nadie entiende porque continúa en antena con los datos en la mano. El último capítulo, un 4'7%, 463.000 fieles. Pobre no, paupérrimo.
El único aspecto coherente del magazín de Nuria Roca es mantener la línea con precisión milimétrica: siempre son los mismos ante el televisor. Como una familia, vaya. Va, seremos magnánimos y todo: hay otra constante que se manifiesta en la figura de partenaire de la valenciana en los platós de televisión y en la vida real, Juan del Val. ¿De qué se trata? Fácil: no tiene gracia. Y mira que lo intenta, de hecho se le considera como alguien ácido, irónico, desgarrador. Pero lo del guionista y tertuliano perfecto es solo un lema publicitario irreal. A la hora de la verdad, nada de nada. Ni media sonrisa, ni siquiera un espasmo involuntario que se pueda confundir con una expresión jocosa o divertida. Entonces nos preguntamos: ¿si no hace reír, qué pinta en 'La Roca' y en 'El Hormiguero' con insistencia? Dejaremos que cada uno saque sus conclusiones, por descontado. Que después se enfadan...
Nuria Roca y Juan del Val hablan sobre la nueva vida de Froilán en Abu Dabi
El papelón de enfant terrible de Juan y las matrimoniadas a las que juega de manera tozuda con Roca provocan el efecto contrario al deseado: sentirte identificado con sus razonamientos es cada vez más complicado. Da igual que hable de anacardos, de vídeos de niños sobre la nieve o de Felipe Juan Froilán de Todos los Antros, como pasó ayer mismo. Sus pinitos como humorista provocan lágrimas, sí, pero son llantos reales, de pena. El ejemplo más claro es la manera de meter baza en la vida del hijo de la infanta Elena, que vive desterrado en Abu Dabi como su abuelo Juan Carlos. Un "exilio" de lujo pagado por los benefactores árabes de los Borbones: lo han enchufado en la empresa petrolera más importante de los Emiratos a razón de 6.000 euros al más, aparte de privilegios como casa, gastos, etcétera. Ha pasado de príncipe de la noche madrileña más oscura a aprendiz de Tío Gilito en el Golfo Pérsico. Pero no es feliz. La cabra tira al monte y Froilán tira a los afters. Y de eso, en Abu Dabi, ni flowers.
La ironía sin ninguna gracia de Juan del Val hablando del hijo de la infanta Elena
Una flor mustia, marchita, triste. Así luce Marichalar en su nuevo país, tal y como vimos en unas imágenes mientras asistía a un partido de pádel más solo que la una. Froilán no tiene amigos y lo que se peor, le costará hacer nuevos porque no se fía de la colonia española. Solo alterna con Tony Genil y con una compañera de trabajo española, tan pija como él, que no le representa un peligro inminente. Pues bien, podría llamar por teléfono a Juan del Val, que se ha declarado oficialmente: "Me cae bien Froilán". No entiende que se le critique tanto y que todo el mundo siga con incredulidad su nueva vida después de navajas, drogas de diseño y reyertas de juerga. "¿Por qué se le da tanto a este chico? ¿qué ha hecho a la gente?", se pregunta, antes de hacer un chiste malísimo: "La empresa que le ha contratado tiene que dar explicaciones a sus accionistas, no a nosotros". Claro que sí, Juan, allí se estila mucho que los jeques den explicaciones. Sabemos que ha tirado de ironía, pero es que ni así te ries.
Explicaciones, las que tendrían que pedir los accionistas de Atresmedia en el caso de 'La Roca'. Esto sí que es un fenómeno paranormal.