Un día eres un joven rebelde y al día siguiente te has caído del árbol como fruta madura. Juan del Val Roca, hijos de los televisivos Nuria Roca y Juan del Val, está experimentando esta tránsito. Tiene 21 años, gustos caros y prohibitivos, morro fino. Las facturas, obviamente, las pagaban las estrellas de Pablo Motos y La Sexta. Era de las pocas cosas que valoraba de su trabajo, cuando menos de manera pública. No quería fama, la rechazaba, le molestaba que se hablara de él en la prensa del corazón. De hecho, todavía le debe molestar. Siempre ha sido más de redes, de TikTok. Cualquier cosa menos los canales tradicionales, casposos y rancios. Pues bien: por la boca muere el pez.
El cambio radical de Juan es de una dimensión importante. Resulta que ha subido al carro de una amiga, tan joven y de apellido famoso y televisivo como ella, y se estrenará en la pequeña pantalla. En la caja tonta. En la tele, aquella reliquia que detesta por lo que significa en términos generacionales y de proyección mediática. Un hijo de famosos que sale por tv es carne de revistas, de digitales, de programas del corazón, de corrillos. Imaginamos que alguien le habrá advertido de los riesgos a los que se enfrenta, nos resistimos a aceptar que peca de ingenuidad. Que se prepare. Ahora bien, seguro que lo cobra bien en la nómina. No es un júnior al uso. Como su jefa y compañera de aventura: Berenice Lobatón.
Esta dupla está a punto de estrenarse con un programa en una plataforma televisiva de tauromaquia, afición muy poco moderna y edificante para una sociedad sana, pero extendida como una capa de chapapote en la mentalidad de muchos españoles. El padre, Juan del Val, es un reconocido aficionado que se ha hecho famoso por escenas ridículas tras el sacrificio gratuito de animales. Por lo tanto, tenemos a Juan del Val Roca desmenuzando totalmente su pasado y aura. Tele tradicional y corridas de toros. Fenomenal. Presuntamente, el suyo será un espacio rompedor, en el que tratarán de que se conozca al torero no como "profesional", sino como persona. Gente como Roca Rey, intimísimo de su amiga Victoria Federica. El contenido que el mundo necesitaba, claro que sí.
Total, que tenemos el joven Juan con la 'L' puesta en la espalda e introduciéndose en este circo de la tele por motivaciones diversas. Hacer algo con su vida, llenar un poco el ego y ganar un dinero, sin tener que pedir la paga tan a menudo. Los jerséis de 900€ de marcas de lujo no se pagan solos, las vacaciones aquí y allí, los hábitos de niño bien. Escucha, que olé sus narices, claro que sí. Bienvenido al mundo real. Y al mundo de la crítica televisiva, que la habrá. Su padre sabe bastante de esto. Queda por ver si las aceptarán con deportividad o no. Y de momento, algo nos hace atisbar que no será así. Y hasta aquí podemos leer. Mucha suerte.