Pablo Llarena está a punto de abandonar el foco mediático: su instrucción judicial del sumario del 1-O será la base del juicio que empieza el martes 12 y a partir de aquel día los jueces del TS que protagonizarán los titulares serán Marchena y Cía. Pero la sombra del instructor es alargada, como bien sabe el juez Castro que imputó y vio como se absolvía a la infanta Cristina. Por los servicios prestado al unionismo, el diario El Mundo le dedica un adiós a Llarena en forma de hagiografía y martirologio. Emilia Landaluce define la relación de Llarena con Catalunya como, literalmente, "un calvario" (para él, se entiende, no para los independentistes que él mantiene encarcelados). El copresentador de Está passant Jair Domínguez escribe en twitter lo que no dice en TV3:
Jair Domínguez aprovecha los destacados de la columna de opinión para recordarle a Llarena que necesita protección en Catalunya como lo habría necesitado, y reforzada, en la Euskadi de los tiempos de ETA. Una manera de explicarle que el martirologio no lo es tanto si de lo que se acusa el independentismo en el artículo es de enviar niños pequeños a la playa de la Costa Brava donde Llarena toma el sol y susurrarle "cabrón". "Padres fanatizados" que atizan a los chiquillos que gesticulan como bebés, literal según este texto impagable de El Mundo: "Un grupo de niños pequeños -que aún tienen ademanes de bebé y vello de melocotón- se le acerca. No hablan. No gritan. Sólo mueven los labios para que Llarena se los pueda leer. Y le llaman C-A-B-R-Ó [cabrón en catalán]".
Otra crítica del diario El Mundo a cómo el juez Llarena es recibido en su país de acogida, Catalunya, donde vive su familia, es acusar de escrache una imitación al programa satírico de TV3: "Polònia le deshumaniza como un fantoche". La columnista sabe que su diario tiene caricaturistas que dibujan viñetas de humor donde hacen exactamente eso: caricaturizar. Pero si lo hace Polònia es intolerable. Casual o no, es de la productora para la que trabaja Jair Domínguez. No ha tenido espacio en el tuit para referirse a que todo empezó la Noche de Reyes: "El último día que Llarena pudo pisar las calles de Cataluña sin escolta fue el 6 de enero de 2018. Había decidido asistir a la cabalgata de Reyes que se celebra en Sant Cugat. Enseguida empezó a sentir que el ánimo de sus vecinos había cambiado. Eran las caras largas, esas miradas huidizas que suelen servir de preludio a los señalamientos". Los vecinos de Sant Cugat no pueden poner mala cara, tienen que sonreír animadamente al paso de su vecino Llarena.
El relato acaba diciendo que Llarena tiene que preguntar en los restaurantes donde va si los dueños son independentistas. Diferente es cuando se junta con unionistas: "En las bodas a las que asiste le abrazan, le dan las gracias por su valentía". Lo mejor es el final. Cuando al juez Pablo Llarena le preguntan si le ha valido la pena, responde un clarificador "Sí".