José Antonio Vázquez Taín es un juez gallego que se ha hecho muy célebre por haber sido el magistrado encargado de casos mediáticos de narcotraficantes, parricidios o robos muy curiosos. Tan mediáticos que, al final, él mismo se ha convertido en una estrella de los medios de comunicación. Ana Rosa lo ha tenido muchas veces en su programa como experto y oráculo absoluto. Y claro, como tiene mucho público, al juez le ha parecido muy conveniente meter baza en el conflicto Catalunya-Espanya y la sentencia al Procés. Nadie lo ha pedido opinión, ni tampoco tiene relación alguna con el juicio que se celebró en el Supremo, pero da igual. Lo que él dice va a misa. Y el que no comulgue, ha bebido aceite. "Lentejas", vaya. ¿Y cómo hace el juez Taín 'las lentejas'? Pues con un trozo gigante de españolismo militante, un manojo de catalanofobia, toques de prepotencia y su secreto: escupir sobre vascos, catalanes e incluso, sobre los gallegos que reivindiquen el derecho a decidir. Rico rico. Y fundamentalista.
Taín ha sacado un libro al mercado, y lo tiene que vender. Sobre el Procés, claro. Por eso está haciendo una ronda de entrevistas que deja el "tiroteo yugoslavo" de Carlos Herrera en una charada. Va fuerte, fortísimo. Primero, reivindica el papel de los tribunales para 'resolver' a la española el conflicto. "En democracia lo menos importante son las urnas". De acuerdo. "El derecho a decidir es un concepto inventado, un eslogan para engañar a masas. Es lo más retrógrado y antidemocrático que hay." Seguimos. "Va a haber muchísima confrontación social. Acabo de estar en Cataluña y se palpa por la calle". ¡Cáspita!. La sentencia es blanda, "les tenían que haber condenado por rebelión". Espérate, que todavía sacarán el VAR en el Supremo. "Los condenados saldrán por la puerta de atrás. Hay que recordar que Cataluña tiene transferidas las competencias penitenciarias". Oráculo, ya lo decíamos. Pero falta la guinda del pastel:"Han fomentado el odio. Catalanes y vascos se creen superiores". Han cantado bingo, señoras y señores. Palabra de juez. Imparcial, y tal.
Su señoría Taín: será una eminencia llevando la toga, pero como propagandista (envuelto en una supuesta moral superior) contra los sentimientos nacionalistas en el estado español no tiene precio. Y un matiz importante y revelador: que pontifica desde el nacionalismo español, 'invisible', radical e incontestable, tan presente en los aparatos del estado. Los malos son siempre los mismos. No hay más preguntas...