La constelación de estrellas del fútbol mundial del Barça está en constante evolución, pero siempre brillan con fuerza. La temporada del pleno de trofeos, la segunda consecutiva levantando la Champions League, ha supuesto también medidas importantes en los despachos. Salidas notables, pero incorporaciones realmente ilusionantes. Las mejores jugadoras y las de mayor proyección suspiran por venir a jugar con las Alexia, Aitana, Hansen, Mapi, Rolfö, Patri y compañía. Goleadoras como Ewa Pajor, porteras como Ellie Roebuck, o artistas de la pelota como la flamante Kika Nazareth, de 21 años. La mejor jugadora de Portugal, y que parece llamada a hacer historia. Su sueño, tras abandonar el Benfica, es hacerlo en Catalunya. De azulgrana. Y con su admirada Bonmatí sobre el césped.

El de Nazareth era un fichaje codiciado por media Europa, pero ella lo tenía claro. El club catalán, también pagando un traspaso importantísimo, el más alto de la historia del fútbol portugués. Si todo va bien, cada céntimo habrá estado bien invertido, porque Francisca es de aquellas futbolistas que animan a la afición, que llena estadios, que dan espectáculo. Bem vinda, bienvenida, y que sea por muchos y fructíferos años.

Kika ha aprovechado las vacaciones en San Francisco, Yosemite, Las Vegas y Hawai, mientras se cerraba el pase al club presidido por Joan Laporta. Semanas antes, sin embargo, visitó Barcelona de manera privada, quedando enamorada de la capital del país. Ahora ha vuelto, pero para quedarse. Más allá de los aspectos deportivos, la llegada tiene buena pinta desde el punto de vista social y humano: es una mujer entusiasta, de buen carácter, y con ganas de ser una más. Y eso quiere decir integrarse en la cultura catalana, en su lengua y su identidad. Ha entrado con el mejor pie posible.

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Kika Nazareth en Las Vegas / Instagram
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Kika Nazareth en Barcelona / Instagram

Unas declaraciones de la flamante culé han dejado un detalle que funde a los aficionados del Barça. Especialmente a los catalanohablantes, la esencia de la masa social. Kika quiere títulos, goles, partidos inolvidables. Formar parte de la historia de un club que ha roto registros. Perfecto, claro que sí. Pero también quiere mejorar en cuestiones de cultura e idioma: el castellano lo habla bastante bien y no lo perderá, por muchas sandeces catalanófobas que pueda oír a partir de ahora en la prensa del Estado español. Tiene claro, eso sí, que quiere aprender catalán y, por lo tanto, entender mejor a aquellos que ya forman parte de su nueva familia. Se moja, es una de sus prioridades. Lo ayudaremos, claro que sí. Suerte, Kika.