Kiko Hernández es uno de los personajes televisivos más herméticos. Una paradoja brutal, porque es auténtico depredador destripando vidas ajenas, incluso la de sus compañeros de programa en 'Sálvame'. No hace prisioneros, pocos se han salvado de sus garras y tentáculos. Cuando los focos lo apuntaban a él, sin embargo, cero patatero. Es más, si se olía que alguien iba más allá de la línea que él imponía la reacción era furibunda. Enfados, amenazas, ausencias, distancia y frialdad. Parecía que los colegas y los jefes lo temían, nadie quería hacer despertar al monstruo. Lo vimos cuando hace algunos meses empezaban los rumores sobre su relación especial con un hombre, Fran Antón. Un actor que había conocido en su aventura escénica en el teatro. Sacaba fuego cuando se ponía el tema sobre la mesa. Y mira por dónde que, este fin de semana, se han casado. Triple salto mortal con tirabuzón.

No ha sido una boda anunciada directamente por el protagonista, ni mucho menos. No ha pisado el plató de Telecinco en toda la semana. La bomba la soltaba un colaborador "menor", Miguel Frigenti, con información de primera mano. A continuación se ponía en marcha toda la maquinaria y empezábamos a conocer detalles: que si la despedida de soltero en Melilla, que si los anillos, que si la fiesta en una sala de bingo de Madrid donde Hernández trabaja desde hace tiempo... Todo confuso, enigmático, friqui. Todo extraño, todo Kiko. Y, por lo tanto, también tenía que ser conflictivo.

Fran Antón, marido de Kiko Hernández /Youtube

Kiko Hernández se casa con el actor Fran Antón y lo celebran en una sala de bingo

Unos 60 escogidos entre familiares y amigos muy íntimos entraron el sábado por la noche por una puerta lateral de la sala de juego, donde Hernández lo tenía todo preparado desde hacía semanas. No hay que decir que en la lista no había ningún VIP ni ninguna cara conocida de la cadena. Él sí que ha ido a las bodas y celebraciones de todos ellos, pero a la inversa, ni soñarlo. A pesar de ser anónimos y no defenderse en entornos de famoseo una buena parte de los asistentes fueron poseídos por una especie de espíritu de celebrity en el peor sentido de la palabra. Vaya, que la liaron gorda. Algunos de ellos se dedicaron a insultar a los reporteros que hacían guardia en el exterior del recinto a las cinco de la madrugada. El clásico saludo con el dedo anular. So classy.

Kiko Hernández / GTRES

Insultos, empujones y golpes a las cinco de la madrugada: un bodorrio al más puro estilo Kiko

El pobre informador de Europa Press recibió y de lo lindo mientras intentaba hacer su trabajo. Después de las peinetas vino una parte todavía más desagradable y agresiva. En un momento dado vio una furgoneta con los cristales tintados abandonando el local, presumiblemente con el flamante matrimonio a bordo. Se abalanzó contra el vehículo gritando preguntas en el aire, un clásico de la profesión. Un miembro de seguridad se libró de él en cero coma, primero a empujones y finalmente con un golpe sutil que lo desestabilizó. A él y a una moto aparcada en la vía pública, que caía y quedaba abandonada en el suelo. Qué gracia para el reportero, pero sobre todo para el dueño de la moto. Al menos tiene una prueba para exigir que le reparen los desperfectos.

Tensión a las 5 de la madrugada en la boda de Kiko Hernández / Europa Press
Tensión a las 5 de la madrugada en la boda de Kiko Hernández / Europa Press

A estas alturas todavía no sabemos si esta boda es real o una maniobra de marketing para vender entradas de una nueva obra de teatro en la que Kiko Hernández hace de productor... y su marido, de protagonista: "Casarse está sobrevalorado", tiene bemoles la cosa. Ahora bien, sí que tenemos claro que, sea lo que sea este show, es made in Kiko: extrañísimo y nada idílico ni friendly.