'Sálvame' vive su enésima guerra civil. Colaboradores enfrentados a muerte, insultos, deudas, amistades rotas, abandonos e incluso llamadas a la policía. Un clásico del programa, pero revisitado. Hacía tiempo que la reyerta no llegaba a este nivel de violencia verbal. Pero todo tiene una explicación: que Kiko Hernández había estado un buen tiempo fuera del programa, supuestamente cabreado con la dirección porque ya no es un intocable y su vida privada se airea de la misma manera que destripan la de los demás. Que si tiene un novio, que si lo fotografían con sus hijas... su nivel de furia ha ido creciendo, gota a gota, hasta que los diques de contención han colapsado. Todo a raíz de un 'Deluxe' en el que destapó que su amiga y tertuliana histórica de la cadena, Belén Rodríguez, le había prestado 100.000€. Una revelación explosiva.

El programa de Jorge Javier Vázquez ha olido la sangre y ha posicionado. La caza de Belén es el deporte favorito en Telecinco. La acusan de haber ido con el chisme por los pasillos de la cadena, que si es una manipuladora, que si había filtrado el famoso cáncer de páncreas del colaborador... todo cosas feas, teniendo en cuenta que eran inseparables desde hacía 20 años. El acoso ha dado sus frutos: Belén juraba que no volverá nunca más a pisar este plató ni a hablar con su ya ex amigo. La respuesta, en dos fases: primero el espacio, siempre tan conciliador, enviaba un equipo al domicilio de la comunicadora. Esta llamaba a la policía municipal, y una patrulla se presentaba allí. Todo televisado, claro. Era sólo el aperitivo de una de las escenas más nauseabundas de los últimos tiempos, con Hernández enloquecido, violento y practicando el maltrato con impunidad. El mismo que justificaba sus comportamientos machistas en 'Crónicas Marcianas' porque Xavier Sardà le pagaba más por hacerlo, pero que jura que no es así. Va a ser que no.

Belén Rodríguez / Telecinco
La policía en casa de Belén Rodríguez / Telecinco

Al día siguiente del espectáculo policial Belén enviaba un mensaje para Kiko a través de María Patiño. La periodista lo leía y ponía el plató patas arriba: "Puedes decir con toda la libertad del mundo que no volveré a mirar a Kiko Hernández a la cara nunca más en mi vida". La cólera del madrileño se desataba. Empezaba más o menos suave, tratándose de Kiko: "No hace falta que me mires a los ojos ni habrá un encuentro en televisión, lo pondré por contrato, no volver a verte, pero te estás quedando muy sola. Estás haciendo el ridículo, porque ayer llamaste a la policía para que te protegiera de los periodistas y hoy hablas con el programa que ayer te agredía. Estás como pollo sin cabeza. Si este era el final que tú querías, es el final que tienes... Pensé que podríamos reírnos de esto algún día, pero así ya no". La procesión iba por dentro. Fuego. Llamas. Odio.

María Patíño con Kiko Hernández / Telecinco

El peor Kiko cruzaba todas las líneas rojas después de que Belén volviera a enviar un mensaje al programa. Mensaje que no reprodujeron, pero que sí dejaron que Hernández leyera. Amenazas, insultos graves, de todo: "Te vas a cagar. Tienes un retraso. Ahora sí que vas a tener que llamar a la policía, no, a los GEOS. ¡Gilipollas! ¡Imbécil!". Decía todas estas barbaridades mirando fijamente a cámara con cara malvada, para después levantarse de la silla y abandonar su luga en la mesa gritando. Un desastre que nadie detuvo. De vergüenza ajena.

Este es Kiko Hernández, el real. Ya puede pedir disculpas diciendo que no eran las maneras correctas, que no cuela. Sabemos de qué pie calza.