Kiko Matamoros ha acabado su participación en 'Supervivientes' de aquella manera. Hecho una desastre, delgado y demacrado como una mala cosa (ha perdido 20 kilos) y con trastornos nocturnos un tanto escatológicos. Pero hay algo que no cambia. La mala leche la conserva intacta. No falla. Lleva tres días en Madrid y ya ajusta las cuentas, dispara y fusila. Y con los que no quiere demasiada guerra se limita a otra táctica: la amenaza. No física, evidentemente, sólo faltaría. Matamoros tiene otro estilo: utiliza la palabra como ariete. Palabras duras, claro, y que ha lanzado contra una presentadora mítica de Telecinco y de la televisión española: la catalana Mercedes Milá.
El comportamiento de Matamoros en Honduras indignó a Mercedes, que de realities sabe un poquito. Hablamos especialmente del peor momento de Kiko en el concurso y que ha supuesto su condena a muerte: los ataques de tufo racista y clasista contra Mariana, una modelo venezolana que sufrió la ira del tertuliano. Un episodio deplorable y que hizo mojarse a Milá: "Se está retratando cada día y ya no puede tapar más sus vergüenzas. Se me han vuelto revolver las tripas. Es un tipo chulesco, prepotente, vanidoso. No he conseguido entender qué le ha tenido que pasar a ese hombre para tener un carácter tan amargo, tan difícil, tan negativo". El retrato es crudo, pero se lo había ganado. Cuando menos, Mercedes, como espectadora y con todo el derecho a opinar, lo consideraba así.
Las secuelas escatológicas de Kiko Matamoros al volver de 'Supervivientes'
Las palabras de Milá han hecho daño a un Matamoros que dedicó su primera visita en el 'Deluxe' de Jorge Javier Vázquez a excusarse por la pobre imagen que ha ofrecido durante semanas de convivencia extrema. "Tengo muchas limitaciones físicas, en algún sentido me he sentido ridículo. Lo que no quería era vender la pastilla de la lástima". También estremecía con la secuela que ha sufrido durante sus primeras noches en casa. Mientras estaba durmiendo, se levantaba con ganas de hacer pipí. Normal. Pero no llegaba al inodoro. Lo hacía sobre la alfombra del lavabo. Asquerosilla la cosa. Matamoros y Milá también son diferentes en eso, a pesar de haber compartido el mismo circo de Mediaset. La Mercedes es muy de orinar en la ducha. Kiko, en el suelo.
Kiko Matamoros amenaza a Mercedes Milá con explicar sus secretos
Meaditas literales aparte, atención en la meadita verbal del tertuliano contra Mercedes Milá. Un perdonavidas de manual con una amenaza poco sutil.. "Podría contar cosas que modificaría la imagen que se tiene de ella. No voy a contestarla, la respeto y la he tenido mucho cariño". Vaya, imaginamos a la catalana muy preocupada por este aviso. ¡Habla, hombre! Si algo ha demostrado la presentadora a lo largo de su trayectoria es que le importan un rábano estas maniobras. No tiene mucho que esconder. Como Matamoros, sí. La diferencia es que él las utiliza para intentar achicar a los críticos. Pues parece que con Milá ha pinchado en un hueso muy duro.
La piel fina de Matamoros, siempre fanfarrón repartiendo zascas, pero llorando y ofendido cuando es él quien los recibe.