Hace tiempo que no se le ve por televisión y, con todo lo que está pasando estos días en Telecinco, parece una eternidad. Kiko Matamoros ha desaparecido de la parrilla y las especulaciones sobre si era una nueva víctima colateral del terremoto Rocío Carrasco iban de boca en boca: ha sido siempre muy crítico con la hija de Rocío Jurado, e íntimo amigo de Antonio David Flores, defenestrado de Mediaset. Su novia, Marta López Álamo, utilizaba sus redes sociales para aclarar la situación: Matamoros estaba K.O., sí, pero como medida preventiva por un contacto estrecho con un positivo por coronavirus. Y claro, tratándose de una persona con un currículum de salud tan frágil, ni que sea durante los últimos meses, se entendía mejor su decisión y la ausencia de los diferentes programas donde colaboraba. Lo que no sabíamos, eso sí, es que la cosa era una pizca más grave de lo que dijo Marta, y que estaba afectando, una vez más, a su imagen exterior.
Matamoros ha dado positivo en las pruebas de la covid y se encuentra recuperándose en casa. Por lo visto, está pasando la enfermedad sin demasiadas complicaciones, y sólo piensa en la recuperación y su vuelta a los platós. Lo deja muy claro en una publicación en Instagram con 'look' de boxeador y un deseo: "volver al ruedo y al ruido". Pero en lo que muchos se han fijado es en otro detalle. Quizás cuando vuelva no lo reconoce nadie: por primera vez en las décadas que lleva en la televisión, lo vemos con barba. Ya se ve que durante su convalecencia no ha tenido ni ganas de pasarse la gilette, y el resultado es este aspecto inquietante y de 'malote'. De la misma manera que los jugadores de baloncesto NBA se dejan barba para intimidar a los rivales, Kiko podría estar pensando en mantener este complemento para asustar a sus contrincantes. Y la necesitará: hablar mal de Carrasco estos días en Telecinco te hace ganar enemigos a punta pala.
Kiko ha visto cómo la cadena despedía a su amigo Antonio David y le ha dado la vuelta al dicho castellano de "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar": ni pelar, ni remojar. Él se la deja crecer por primera vez en su vida.