El mes de agosto no le está sentando nada bien a Kiko Matamoros. El colaborador de Sálvame de Telecinco ingresó en un hospital de Madrid el pasado 27 de julio, porque lo tenían que operar y extirparle la vesícula. En un principio parecía que la cirugía había salido perfectamente, y al día siguiente recibió el alta. Pero la situación dio un giro de 360 grados en cuestión de horas, el televisivo empezó a encontrarse mal y se vio obligado a volver al centro médico. De eso ya hace dos semanas, y todavía no ha salido.
Pasan los días y Matamoros todavía no sabe cuándo recibirá el alta de manera definitiva. De momento, los doctores lo tienen en observación porque su estado de salud es bastante delicado. Y es que después de la operación de finales de julio, el madrileño se vio seriamente afectado por una infección de hígado originada por una gasa, teóricamente reabsorbible por el propio organismo, pero que le hizo reacción. Es por esto que ha tenido que volver a pasar por quirófano, para que los cirujanos limpiaran el órgano contaminado. La segunda intervención fue un éxito, y el televisivo encara ahora el proceso de recuperación. Aunque también está siendo bastante lento. Una circunstancia que es cada vez más insoportable para Matamoros. Con él está Marta López, su novia 40 años más joven que él, que casi no se ha separado de su lado en todos estos días. Para entretenerse, la influencer se dedica a publicar fotos y vídeos. Sin perder el sentido del humor. "¿Creéis que se quiere ir?", preguntaba a sus seguidores este lunes con tono burlón.
Aunque intenta quitar hierro al asunto, López ha confesado estos días que Matamoros está bastante desanimado y que las últimas dos semanas en el hospital han sido un descalabro emocional. Lo que más lo preocupa es no saber cuándo lo dejarán marcharse a casa. "Como paciente se queja. Es tan activo que lleva mal estar sin poder hacer nada", afirmaba ella después de visitarlo la semana pasada. El peor verano de Kiko.