'Supervivientes 2022' ya se ha puesto en marcha. El estreno de este reality es un acontecimiento extraordinario para Telecinco, porque siempre ha sido una mina de espectadores. Pero la edición de este año es todavía más crucial, ya que la cadena de Vasile vive una crisis galopante y ha perdido el liderazgo de las televisiones españolas. Necesitan que sea un éxito y frenar la hemorragia. Por eso han anunciado el endurecimiento de las pruebas habituales de los aspirantes a Robinson Crusoe, aparte de fichajes potentes: entre otros, un primo del rey Felipe, Ignacio de Borbón; la mitad oscura de 'Cruz y Raya', el barcelonés Juan Muñoz; Anabel Pantoja repitiendo aventura o el pistolero dialéctico más duro del chismorreo en Mediaset, Kiko Matamoros. Este último había entrado muy sobrado, claro.
Sobrado en la consideración de su forma física. Kiko es de los que ha esculpido su cuerpo en el gimnasio al máximo, y está muy bien. Lo hemos visto presumiendo de figura, bíceps, pectorales, etcétera a lo largo de su trayectoria. 'Como un oso', que diría Juan Carlos. Y el emérito tendría razón, sólo que el oso está quemadísimo, pobre. Como él. Matamoros va tanto al gym como de fiesta por las noches, fuma e incluso ha hablado abiertamente de sus adicciones. Como estilo de vida saludable no parece el más adecuado para presentarte como Hércules, pero si además le añadimos la edad, las operaciones (y no sólo las de estética) y en general, el trote, pues... está todo dicho. Ahora bien, él es fantasma por naturaleza, y retó al programa a dar la campanada a la primera de cambio: quería batir el récord de altura en el salto del helicóptero. Con aquella idea subió al aparato, y lo dejaron suspendido un rato a mucha distancia del agua. Le estaban tomando el pelo.
Jorge Javier Vázquez, hablando honestamente, se reía del tertuliano cada segundo durante la conexión y el salto. Pero una frase no era de cachondeo: no le dejarían saltar desde una altura que pudiera ponerlo en peligro. Por eso "tú salto sera un saltito". Matamoros, contrariado, aceptó. Y saltó. Desde 5 metros o así, una cosa normal. Ahora bien, no las tenía todas consigo, su cara era tensión máxima. Salta, chof, entra en el mar Caribe y todo parece ir bien. Levanta el pulgar y empieza a nadar hacia la plataforma, no muy lejos. Utiliza un estilo crawl aseado, y ponen un vídeo. De minuto y medio. A él no lo enseñan. Van a publicidad. 6 minutos. Vuelven. Presentan a Lara Álvarez. ¿Dónde está Matamoros? Lo muestran de espaldas, luchando contra el agua con sus piernas. Agotado. Suerte del chaleco. Vázquez sigue con las bromas e incluso se da cuenta de que se está pasando. Kiko no lo conseguirá. Y sigue el programa. Ay, qué agobio.
Final feliz: pasados muchos minutos, cuando Marta Peñate (otra concursante) salta del helicóptero, vemos a Kiko sentado en la plataforma, recuperando el aliento. Ella llega nadando enseguida, como pasó con todos y cada uno de sus compañeros posteriores. Y entendemos que estuvimos muy cerca de verlo a la deriva adentrándose en alta mar. Rozando la tragedia del superhéroe, vaya.
He confundido la boya con Kiko Matamoros nadando memeo #SVGala1
— MALBERT (@ItsMalbert) April 21, 2022
kiko matamoros nadando de espaldas como si fuera un palo flotando mi nueva cosa favorita
— ︎ sᴀʀᴀ (@sarasnchz10) April 21, 2022
#SVGala1
— HATEUNIC����RNS ������������☠️ (@Blackisakolor) April 21, 2022
Kiko Matamoros se queda dormido hasta nadando...#supervivientes2022 pic.twitter.com/psBdciY88j
El espectáculo ha empezado. La audiencia ha respondido, pero sin arrasar. 21'7% en España. Líder, pero menos fuerte que nunca. Como Matamoros.