Cuando el pasado 23 de junio nos despedíamos de un formato mitiquísimo de la televisión, costaba atisbar a sus protagonistas encontrando trabajo en un puesto alternativo. Entiéndasenos, porque no remitimos a un programa cualquiera. Sálvame, para gusto o disgusto de los espectadores, siempre se erigió en algo que no necesariamente debía ser comprendido. De consumo rápido. Fast TV, de fast food, lo acotó alguna vez Jorge Javier Vázquez. Tan incomprendido que se hacía complejo imaginar a aquellos tertulianos que charloteaban merendando en los estudios de Mediaset en un hábitat distinto.

El cartel de "Se traspasa" por el final de Sálvame. / Telecinco

Así terminaría siendo, sin embargo. Mientras que algunos ya han encontrado su hueco en la competencia, como Gema López y Laura Fa en el renovado corazón de Espejo público. Terelu Campos se ha pasado al Mañaner@s de TVE y la única que persiste en Telecinco es María Patiño, que sigue presentando Socialité hasta próximo aviso. En ningún caso se han ido al paro el resto de caras conocidas de la sobremesa que ahora ocupa Sandra Barneda y su Así es la vida. Estas últimas han sido solo dos de las ocho piezas —el resto son Belén Esteban, Kiko Hernández, Kiko Matamoros, Chelo García-Cortés, Lydia Lozano y Víctor Sandoval— del puzzle que ha sido Sálvese quien pueda, el renacer del espacio en Netflix en una versión 'reality' y con un escenario envidiable: las Américas.

Sálvese quien pueda. / Netflix

Un viaje por Miami y otros lugares de ensueño que ya está disponible para consumo en el gigante del 'streaming' y que ha permitido conocer a los colaboradores más allá de las paredes de un plató. Eso además de una etapa de promoción que ya ha dejado infinitud de momentos surrealistas para el recuerdo. Alejados de las producciones lineales y convencionales, han tenido el placer de pasarse por productos tan contemporáneos como los pódcasts de La pija y la quinqui Reyes del palique. La última de sus paradas: La resistencia en Movistar+. Los elegidos para visitar a David Broncano eran la princesa del pueblo —reincidente, puesto que era su tercera vez— y el marido de Marta López Álamo.

Dos patas que no sostendrían cualquier mesa, eso seguro. Un encuentro cargado de reproches empañados por el buenrollismo y el cariño, y eso que en el pasado no se soportaban demasiado. En cualquier caso, un tema sensible hacía saltar las alarmas de la Esteban mientras Kiko se ponía a despotricar sin miramientos. Concretamente, su abrupto despido de la cadena amiga"Nos echaron", dejaba claro el hermano de Coto, mientras que la empresaria de gazpachos se echaba las manos a la cabeza, le mandaba callar —con sus inconfundibles muecas— y le advertía que fuese con cuidado para evitar meterse en líos. Sorprende siendo ella tan lenguaraz. Incomodidad relativa. Sorpresa finiquitada cuando incluso la de Paracuellos no podía reprimir las ganas de admitir que "nos estuvieron jodiendo durante dos meses".

Belén pone caras. / Movistar+

La parte buena es que ya no tienen que rendir cuentas con la cadena. La mala es ninguna. Carta de libertad