Casi tres semanas después de sufrimientos, de operaciones, de visitas a las urgencias del hospital, de asegurar que "estoy jodido" y de perder 14 kilos, Kiko Matamoros no parece muy preocupado por su estado de salud. El colaborador televisivo, operado de vesícula, recuperándose de una pancreatitis y con los litros de ácido hialurónico todavía calientes en su cara, ha hecho las maletas y se ha marchado de España tan sólo unas horas después de recibir el alta médica (la enésima). Matamoros no perdona: las vacaciones son sagradas.
Kiko y su novia, Marta López Álamo, se han largado a la velocidad del rayo, aunque el sentido común más elemental invitaría a guardar reposo y vigilar de cerca su salud. No ha sido así, y la pareja está en un destino desconocido fuera del estado haciendo de turistas. Según han explicado en T5, Matamoros se ha puesto en contacto con la embajada española por si la cosa volviera a empeorar, y habría localizado un centro médico de prestigio para un posible nuevo ingreso hospitalario. Parece atrevido, sí, pero vaya: él sabrá qué puede o qué no puede hacer, que ya está mayorcito. Seguro que el descanso le va bien para aguar la mala leche que gasta.
Kiko Matamoros se marcha de viaje unas horas después de haber recibido el alta hospitalaria https://t.co/9jT9JvgtLi pic.twitter.com/HmAs9JQdjw
— Lecturas (@Lecturas) Augusto 17, 2020
Nos alegramos de la fulgurante recuperación del personaje, aunque muchos de sus movimientos desconciertan: ¿problemas reales o estrategias para seguir creando contenido en revistas y televisiones? Sólo el tiempo nos lo dirá. Bon voyage.