Todo lo que está sucediendo con el 'caso Vinicius' es un escándalo de dimensiones monumentales. De como un jugador provocador, antideportivo, mal compañero y descontrolado acaban queriéndolo convertir en un símbolo de pureza. La excusa es que algunos aficionados racistas le gritan mono. Cuando la grada del Real Madrid le escupía en Araujo "macaco de mierda" no se organizó esta cuestión de Estado orquestada por Florentino Pérez. El árbitro que expulsó a Vinicius por agredir a un compañero, despedido, la tarjeta roja del agresor Vinicius, perdonada, la grada del Valencia, cerrada 5 partidos, Ferreras vomitando que Guardiola es racista y ahora lo que faltaba en plena campaña electoral, las declaraciones de un líder político destacado diciendo que peor que los racistas son los catalanes. Santiago Abascal y su líder en Cataluña Ignacio Garriga:
Vox es un partido racista, que fomenta el odio a los inmigrantes, y por eso las declaraciones de su líder sobre Vinicius y el racismo eran muy esperadas. La respuesta es un resumen de lo que es España: "Yo me remito a lo que ha dicho el líder de Vox en Cataluña, Ignacio Garriga, que ha dicho que España no es un país racista pero que en España hay racistas. Y los principales racistas son los supremacistas catalanes que han insultado a Ignacio Garriga por ser español, por ser de Vox y a veces también por el color de su piel".¿Garriga insultado por diputados indepes por ser negro? Parece falso. Pero queda claro que Abascal prefiere tapar el racismo de Vox luciendo el anticatalanismo de Vox. Un odio a la particularidad catalana que es endémico de la clase política española y que sirve a Toni Soler para publicar un tuit muy didáctico, para un historiador como él, del o que es España:
La catalanofobia une a España y por eso no quieren que se independice, porque los une. Más allá del tuit provocador, indignado y burlón al mismo tiempo, hay una realidad que Vox, el PP, el PSOE de García Page, Ciudadanos y tantos otros no esconden. Y si no lo esconden es porque les da votos: el anticatalanismo, ahora disfrazado de anti-independentismo, pero no. Lo que no les gusta es que Catalunya sea diferente. Es que sueñan una España sin diversidad, uniforme, unilingüe y con un catalán folklorizado e irrelevante. Y la campaña electoral también va de eso, de los socios de Sánchez que son supremacistas, racistas y malos. En una palabra, son catalanes.