Pablo Motos tiene una curiosa relación con el mundo facha. No entiende que le digan que es uno de ellos, a pesar de que la mayoría de sus expresiones pertenezcan a esta parroquia y que muchos de sus feligreses también lo sean. Que le pida opinión a Iker Jiménez, experto en fenómenos extraños de todo tipo. El caso es que el de 'El Hormiguero' ha enervado a este colectivo con los invitados de su último programa: los catalanes Ladilla Rusa, uno de los grupos más divertidos y con más éxito de los últimos años, y que además, se vanagloriaron de "dar mucha caña a los fascistas en los conciertos". Los destinatarios se sintieron aludidos inmediatamente.
Ladilla Rusa y su tecno-rumba son todo un fenómeno musical y humorístico, gracias a hits como 'Macaulay Culkin' o 'Kitt y los coches del pasado'. Todavía recordamos la parodia del tema de la pareja de Montcada y Reixach en el 'Polònia' de TV3, con un Aznar "indepe cuando bebe". El éxito, eso sí, era ajeno a Motos, que no fue capaz de ir más lejos de repetir el título de la canción, gritar como si fuera un locutor juvenil pasado de moda que "son una locura para toda la peña" o dejar patente su talante rancio, preguntando si eran pareja y si se habían ido a la cama. Ahora bien, sus guionistas y productores son más pillos y sabían del potencial de la pareja: 2'7 millones vieron el programa. Es igual: la ofensa en can facha era intolerable, y las redes sirvieron de vertedero de odio.
Mucho mejor Quique San Francisco o Revilla que "perroflautas catalufos" que parodian a Camela. Dónde vas a parar, Motos.