El Barça es una caja de sorpresas. Cuando los culés creen que pueden estar tranquilos, siempre hay una cosa nueva. Aunque sea buena o mala, la afición azulgrana no puede parar de pensar en su equipo. La llegada de Flick parecía que sería la solución de todos los problemas, pero la última mala racha del equipo está poniendo el ay en el corazón a todos los culés. El aspecto más positivo de la situación actual del club, aparte de ser unos de los mejores del mundo, es la gran cantidad de jóvenes que están saliendo de la Masia. Todavía verdes, ya salvan los muebles en la mayoría de partidos y, sin duda, ya están en el top de favoritos de todos los culés. El entrenador alemán es el ideal para hacerles crecer y su confianza con ellos es fantástica. Eso sí, hay uno que destaca por encima del resto y, viendo los partidos, prácticamente ya nos tenemos que poner de pie y aplaudir para hablar de él: Lamine Yamal.
Con 17 años, se ha convertido en la referencia ofensiva de uno de los mejores equipos del mundo. Su calidad con tan poca edad es una cosa nunca vista y algunos ya hace tiempo que lo comparan con aquel argentino que ahora brilla más allá del Atlántico. La única certeza que tenemos es que promete mucho y, objetivamente, es quien hace jugar al Barça. Cuando Lamine Yamal no está en el once titular, el conjunto culé sufre porque el joven juega y hace jugar. Más allá de los terrenos de juego, Yamal reboza carisma y cada cosa que hace es tendencia. No hay seguidor culé que no haya hecho su típica celebración "304" con los dedos, porque todos los niños se quieren parecer a él. Ahora, ya es uno de los jugadores con más seguidores de la plantilla y cada vez que cliqueamos en una historia suya puede ser cualquier cosa: fútbol, bailes, familia... La última que ha colgado ha dejado a todos sus seguidores con la boca abierta.
Ni más ni menos, el futbolista ha ido de incógnito a un supermercado. Aunque sea uno de los mejores jugadores del mundo, la fama no le ha quitado de aparecer en medio de un Mercadona y lo ha hecho muy bien acompañado, con su hermano pequeño. La historia es espectacular porque se ve al jugador llevando el carro con el niño en la sillita. Es más espectacular todavía la manera en que va vestido el futbolista. De hecho, tan solo se le ven los ojos porque un gorro negro le tapa el pelo y un buff también negro le tapa la boca y la nariz. Realmente, es curioso que no llame la atención porque ver a una persona tan tapada ya te podría intuir alguna cosa. Pero bueno, lo cierto es que el futbolista lo ha conseguido y pasea por el Mercadona como una persona más. Cuántas veces habremos oído a los famosos decir que lo que más echan de menos es esta cotidianidad, pues él lo hace y con una vestimenta muy chillona.
La historia nos parece brutal porque imaginaos ir un día al supermercado y encontrar a uno de los mejores jugadores del mundo. De hecho, qué os hace pensar que no os lo habéis encontrado alguna vez que habéis ido a comprar. Nos encanta ver al chico disfrutar de esta vida tan suya y que nos enseñe cosas que los otros jugadores no nos tienen acostumbrados. Puede gustar más o menos Lamine Yamal, pero hay una cosa que no se puede negar y es que tiene una personalidad única. Ser uno de los mejores jugadores del mundo no es una cosa fácil y se necesita más aspectos aparte de la calidad. El joven parece que los tiene todos y los culés se frotan las manos viendo su progresión. Lamine Yamal es culé, auténtico y va a comprar tranquilamente a los supermercados. Una joya.