Perico Durán era hasta este miércoles un piloto de aviación comercial. Trabaja en Iberia desde hace 23 años. La mitad exacta de su vida, tiene 46 años. Sus facilidades como comunicador las canalizó no a través del micro de la cabina dando la bienvenida a los pasajeros y recordándoles el tiempo de duración del vuelo, sino haciéndose un perfil de Instagram donde explica a 300 mil followers interioridades de su profesión o trucos para perder el miedo a volar. Podría ser considerado el Dr. Estivill de los pilotos, pero la realidad es que, consultados algunos de sus seguidores, la mayoría lo sigue por una razón: "Está buenísimo". La fotogenia ha ayudado a Pedro Durán de Inclán, piloto de la Flota A350 en la compañía Iberia, a ser conocido en redes y ahora todo el mundo lo conoce. Ha aparecido en la portada de una revista del corazón porque se ha enamorado de una presentadora de TV: Lara Álvarez. Por una vez el foco se gira hacia él: es un hombretón, lejos de los habituales novios de presentadoras y mocatrices. Es divorciado, tiene un hijo, el pelo cano, los ojos claros y los jerséis de cuello alto le quedan muy bien:

Lara Álvarez y su piloto con jersey de cuello alto / Diez Minutos

Lara Álvarez, de 38 años, ha encontrado el amor en este piloto y se lo come a besos paseando por París. Los vuelos le salen bien de precio a la presentadora, ex de Supervivientes. Su vida sentimental había sido un vuelo con turbulencias. Álvarez era pareja solo de famosos, del piloto Fernando Alonso al futbolista Sergio Ramos, el actor Adrián Lastra o el modelo de Tossa de Mar Andrés Velencoso. El de ahora es solo famoso en redes, pero parece el más sólido de todos ellos. Las fotos de Instagram vaticinan que se disparará su número de seguidores y seguidoras:

Perico Durán, piloto / Instagram

Según la revista: "La periodista y su chico se comportaron en París como dos turistas más, bien abrigados y recorriendo el centro de la ciudad andando. Llegaron el sábado 16 de noviembre y se alojaron en un céntrico hotel de cuatro estrellas. Después de visitar un mercadillo parisino, la pareja paró a tomar una raclette para reponer fuerzas. Durante todo el paseo, Lara y Pedro no se soltaron de la mano y demostraron tener una gran complicidad, parando solo para dedicarse besos. Además, inmortalizaron su escapada con sus teléfonos móviles. El entorno de Lara Álvarez y Pedro asegura que fue un flechazo"Es decir, parece que Lara cogió un vuelo de Iberia y cuando vio quién pilotaba el avión se mareó como si estuviera en plenas turbulencias. No eran ganas de vomitar, era amor.