La periodista Lara Siscar está viviendo un verdadero drama desde hace siete años, con el que lamentablemente ha tenido que aprender a convivir. La que ha sido durante mucho tiempo una de las caras más conocidas del Canal 24 horas ha confesado que lleva mucho tiempo siendo acosada por un hombre que le ha hecho temer, incluso, por su integridad física.
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"He tenido miedo a que se convierta en una amenaza de carne y hueso, pero fue tal la desesperación que pasé de tener miedo a desear que apareciera. Quiero tenerlo delante. Aunque estoy tranquila porque los acosadores son cobardes". Así de contundente se ha mostrado la presentadora después de que en el 2011 empezara su pesadilla vía Twitter: "Respondía a los mensajes y noté que una persona escribía con mayor asiduidad. Me exigía mayor atención y si no respondía, insistía. Me di cuenta de que no era normal. Cuando quise romper esa relación empezaron la obsesión y el acoso".
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Después de recibir amenazas y comprobar como el acosador también hacía referencias desagradables a su pareja y a su familia, Siscar fue a la policía. ¿Pero con qué se encontró? Con las restricciones de las empresas que son propietarias de estas redes sociales: "Las empresas que explotan las redes impiden que se averigüe quién comete el delito y estás indefenso". Siscar, a pesar de poner dos denuncias, lamenta que "están archivadas temporalmente. Los jueces las admiten a trámite porque hay indicio de delito, pero cuando piden datos de las cuentas con las que se intenta hacerme daño Twitter siempre responde que, como las cuentas están cerradas, ya no existen". Perfiles falsos que se abren sólo para atacarla y después se cierran.
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El paso del tiempo y la impotencia han hecho que haya tenido que aprender a convivir con los ataques verbales, y a relativizarlos: "He aprendido, incluso, a reírme de él, pero después de mucho tiempo, porque lo he pasado muy mal. Soy una mujer fuerte e inteligente. El cobarde es él, que lleva siete años obsesionado con formar parte de mi vida".
Siscar, que también es escritora, es autora del libro Flores negras, que inspirada en su propia experiencia, es un alegato contra la indiferencia y la normalización de la violencia verbal, física o sexual hacia las mujeres.