La Molt Honorable Presidenta del Parlament de Catalunya es la bestia negra del españolismo: Laura Borràs les quita el sueño. Y, a diferencia del modus operandi de esta parroquia, no necesita decir palabras gruesas ni montar ningún escándalo para desnudar sus miserias. Exactamente pasa todo el contrario: lo hace con elegancia, conocimiento, valentía y contundencia. Lo ha demostrado a lo largo de su carrera política, pero su proclamación como máxima autoridad de la cámara de representación nacional pone aun más de manifiesto estas virtudes.
Como dialéctica ni políticamente pueden vencer a Laura, la maquinaria represiva acelera al máximo. La quieren amedrentar por todas las vías posibles: la judicial, la mediática y la virtual. Borràs es objeto, día tras día, de ataques, vejaciones y campañas de desprestigio pasadas de vueltas. Auténticas barbaridades que van directas al salón de la fama de la infamia. No las reproduciremos, por supuesto: lo que dicen de ella es tan machista como vomitivo. Pero la llevan clara: no se encoge ni se encogerá nunca.
Ahora bien, que la presidenta tenga la paciencia del Santo Job no evita, ni mucho menos, que ponga a cada uno en su sitio. Y es lo que ha pasado durante esta mañana de julio, harta de la bilis de sus enemigos, o de un exceso de 'testiculina patriotera' y un empacho 'sol y sombras'. Se la ha sacudido con un movimiento marca de la casa. Es decir, impecable e incontestable. Después de leer los "simpáticos" deseos de un 'hater' que le espetaba "sigue pasándote de listilla, qué (sic) ya hay una celda con tú (sic) nombre puesto,ya verás qué bien se come en la cárcel"`, ha expresado su hartazgo definiendo de forma magistral lo que está viviendo continuamente. "Cuando no es mi físico o lo que visto es la amenaza de prisión o de vejaciones de todo tipo que no oso difundir ni reproducir. Vaya, que vivimos en un mundo extraordinariamente respetuoso, tolerante y amable".
Su ironía ha provocado la solidaridad de decenas de internautas, que valoran y mucho a la exconsellera de Cultura de la Generalitat por su compromiso, talante y lucha incansable por la libertad. Hacemos un repaso de lo que se puede leer en Twitter.
Cuando no hay argumentos, llegan los ladridos, la misoginia y el insulto grosero y gratuito. Esta es la España que quiere a Catalunya sometida y humillada. Adelante, Presidenta.