Miquel Calçada es uno de los comunicadores con más prestigio del país, a la altura de Joaquim Maria Puyal o Mònica Terribas. Comparten ser referentes en el periodismo, amados y añorados por los oyentes, haber triunfado en TV3 y en Catalunya Radio, tener un especial cuidado por la lengua y parecer llamados a ejercer cargos directivos en la CCMA. Solo Terribas consiguió ser directora de TV3, Puyal nunca aceptó, recordamos su mítica frase: "Me he hecho mayor para conducir un carro en que los bueyes no me obedecen", y Miquel Calçada vio cómo en el último momento una decisión extraña le hurtaba el cargo de director de Catalunya Radio. Miquel Calçada fue la primera voz de Catalunya Radio y es autor de programas imprescindibles en TV y radio: Pasta gansa, Mikimoto club, Personas humanas, Solvencia contrastada o Asuntos exteriores.
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Aparte, Miquel Calçada i Olivella levantó un imperio radiofónico exclusivamente en catalán mucho antes de que existiera RAC1: el Grupo Flaix que ahora conserva su socio Carles Cuní. Mikimoto vive en los EE.UU. y tiene dos hijas de una relación anterior. La hija escritora, Laura Calçada, ha publicado un libro Fucking New York que será de los más leídos del año. La crítica coincide: bien escrito e intenso. Una especie de autobiografía donde Calçada trata su relación con la ciudad de NYC, las drogas, los hombres y su padre. Fue entrevistada hace pocos días en TV3, programa, y acaba de reconocer que fue al plató drogada: "He dejado el alcohol. La LSD no la he dejado. Lo puedes poner, no tengo ningún problema. Las drogas me gustan mucho. Me encantan, las drogas. Mira, fui a la Melero con dos gotitas de LSD. Microdosis. Vas como flotando". Esta es la autora en el programa de la Melero:
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Laura Calçada tiene ahora 35 años y en la entrevista precisó que es hija de Miquel Calçada "y de Carme Barres", reivindicando a su madre, que no es una persona conocida: "Yo era feliz cuando mi madre iba a dar clases de latín y mi padre iba a petarlo en la radio". En el libro reconoce que no tiene buena relación con su famoso padre. Trabajó en el Grupo Flaix y explica a VilaWeb que el padre acabó despidiéndola: "Acabo la carrera de políticas con 22 años y pocas salidas profesionales. No hay trabajo para una mujer tan fuerte como yo, y mi padre decide darme una oportunidad en el grupo Flaix. Era una empresa muy masculina. Yo entro como un terremoto. Y todo el mundo me ve como la hija del dueño. No me gusta. Pero también hago un poco el juego. Trabajo en el departamento comercial, y soy muy infeliz, me cuesta mucho vender publicidad, y salgo de allí llorando, porque no puedo. Estoy muy frustrada. Y también me pongo bien, voy descalza por el departamento, literalmente, porque ya era artista a 22 años. Entonces, me voy al Sónar, con los pases más VIP, y estoy en el paseo de Gracia, allí arriba, en el sobreático... Aquello es un descontrol. Hasta que un día mi padre, con juicio, dice: "Basta, se ha acabado, te echo. Ya te espabilarás." Y me encuentro en la calle. Pero no solo no tengo trabajo, sino que me encuentro con que se ha acabado la comunicación con mi padre". Se acabó marchando a NYC y vive de la indemnización de un accidente, un coche policial la atropella cuando ella iba en bici, y la ciudad le paga 214 mil dólares. Ya no era una niña, como cuándo salió en TV3 en El cangur, pero queda tocada.
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"Yo no escribo el libro para saber quién es mi padre. Quiero que se venda mucho en catalán para que se traduzca al inglés y lo lea mi padre americano". Hay cierta confusión entre sus "dos padres", el biológico y lo que la acoge: "Yo no sé qué hubiera pasado con un padre y una madre que estuvieran a mi lado" - Melero se pone las gafas y lee un fragmento muy duro del libro: "Cuando mi padre dejó de hablarme porque no sabía cómo relacionarse conmigo caí en una depresión, y mi madre no me recogió. Tenía 23 años. Pasé la enfermedad sola. Cuando recuperada y medicada me marché a Nueva York la relación con mi padre era inexistente y con mi madre era igual de'ambivalente. Yo vivía en el Eixample con un examante esquizofrénico. Cuando necesitaba el nido materno no lo tuve. ¿Ahora quería venir a cuidarme a Nueva York"? Un fragmento del libro sobre la ausencia de los padres. Laura Calçada rehúye centrar el libro en la relación con los padres: "Es así, mis padres biológicos me han educado muy bien, me quieren mucho pero en muchos momentos no han estado". Negro sobre blanco. Un libro que, como su padre en la radio: lo petará.