'La Travessa' es el nuevo reality de aventuras que TV3estrenará en otoño. Un formato encargado a una productora externa, 'Aguacate y Calabaza Films', y a una presentadora neófita: Laura Escanes. La influencer catalana es una estrella en su campo, incluso una celebrity. Ha vivido la tele de cerca durante muchos años como exmujer de Risto Mejide: no era nada raro verla entre bambalinas en las grabaciones de programas como 'Chester'. Nunca, sin embargo, había traspasado la línea y se había puesto al frente de un programa. Un cambio que le está pasando factura. A ella, al equipo que le acompaña y a todo lo que rodea al formato. Una carrera de resistencia en la que empieza a haber abandonos, y no precisamente por parte de los concursantes.
El fichaje de Escanes, un reclamo para enganchar a público joven y perfiles adecuados a la nueva OTT de Sant Joan Despí, ha hecho ruido. Hay quien lo considera una idea excepcional y una genialidad. También los que no entienden qué narices pinta Laura de presentadora en la tele pública catalana. No ayuda su deriva ideológica, pero todavía menos una costumbre muy arraigada: hacer todos sus contenidos en castellano, incluso aquellos que tienen que ver con la producción de 'La Travessa'. El jaleo externo es enorme, pero es que desde dentro también nos llegan voces inquietantes. Según ha podido saber EN Blau, hay fugas en el equipo. Cámaras y redactores que terminan por|para un clima laboral conflictivo, no están a gusto. Esta fotografía de Escanes rodeada del personal del reality, sonrientes y felices, parece impostada... o un recuerdo lejano.
Equipo a la fuga y Laura Escanes pasándolas canutas, mal rollo en 'La Travessa'
Laura tampoco lo está pasando bien del todo. No llegaba en el mejor estado de ánimo al inicio de la grabación en los Pirineos, justo cuando acababa de superar un episodio de angustia y ansiedad que manifestó en su cuenta en Instagram. Los seguidores de la influencer han podido captar que, una vez sobre el terreno, la ciclotimia lo domina todo. Unos días parece feliz, el otro ausente, incluso triste y desanimada. Hace unas horas escribía unas líneas explicando su experiencia. Un texto en castellano que dice: "Muy intenso y nuevo para mí. Pero me gustan los retos. Echo de menos a los míos, pero estoy rodeada de un equipo que es muy guay. A veces me cuesta disfrutar cuando salgo de mi zona de confort". En definitiva, hay un chup-chup inquietante. Como las picaduras de los mosquitos, que más que mosquitos parecen pajarracos negros de pico afilado. Vaya carnicería.
El programa de Laura Escanes indigna a un hostal de La Garrotxa
Hablábamos de confort, un término que explica la tercera rama del mal rollo en torno a 'La Travessa'. Este lo hemos encontrado en Twitter, y deja al programa, a sus responsables e, indirectamente, a Escanes a la altura del betún. Una usuaria explica su vivencia desde La Garrotxa: "El equipo de grabación busca hospedaje en Vidrà bajo sus propias condiciones: Recibir desayuno a las 6h de la mañana y cena a la 1h de la madrugada. El hostal informa educadamente de que no podrá ser, que sus trabajadores tienen unos horarios y que no les pueden ofrecer este servicio especial. El equipo responde lo siguiente: "Pues decidle al personal que doble el turno, o dejadnos las llaves de la cocina del restaurante. Lamentable el poco respeto que habéis tenido hacia el hostal y sus trabajadores. Aquí ya podéis llevar a @LauraEscanes o al papa de Roma, que una clase de educación antes de venir a grabar en los pueblos no os vendría nada mal".
Al final veremos a la presentadora corriendo más deprisa que los participantes de 'La Travessa'. Ella no para llegar a la meta en el Cap de Creus, en su caso para volver a Madrid. A su casa.