En la mente de Tamara Gorro la idea sonaba espectacular, pero la ejecución final y la repercusión final no se la imaginaba. La influencer y famosa surgida de Telecinco, pero apartada de la televisión desde que se casó con el futbolista Ezequiel Garay (del que se ha separado definitivamente, por cierto), quiso hacer un gesto solidario durante la entrega de los premios Ídolo, organizado por la catalana Dulceida. Un 'sarao' en Madrid en el que desfilaron muchas caras conocidas, sí, pero la suya la recordará todo el mundo durante mucho tiempo. La ha liado gorda con su presumible buena intención: luchar contra el cáncer a través de su look. ¿Cómo? Presentándose pelada a la cita con los fotógrafos.
Las imágenes y los vídeos hablan por sí mismos: Gorro llevaba una calva falsa decorada con bisutería y elementos diversos como tocado. Maquilladísima y arreglada en términos de vestuario. Un disfraz muy engalanado, pero no más que eso, un disfraz. Hablar de sufrimiento cuando el mayor esfuerzo del día ha sido pasarte unas horas en peluquería y maquillaje hasta que te han colocado una prótesis no tiene nada que ver con la realidad de los enfermos que reciben tratamientos oncológicos. Eso lo entiende todo cristo, pero sin embargo Tamara ha jugado y ha perdido. Si alguien la ha aplaudido y agradecido la escena habrá sido con la boca pequeña... y silenciado por una multitud de personas escandalizadas.
Tamara Gorro la pifia con su intención de dar apoyo a la lucha contra el cáncer
"No nos debería impactar. Demos normalidad a la realidad". Las palabras de la segoviana en el vídeo de su cuenta de Instagram tampoco fueron las más afortunadas, la cosa ya venía caliente. ¿Normalidad con este aspecto hablando de un o una enferma de cáncer? Ojalá, pero aquellos que lo sufren con virulencia y sus familias no comparten este punto de vista. La acusan de frivolizar inconscientemente, y sus intenciones sobre "el cáncer se cuida investigando. Hoy os homenajeo y a ver si de esta manera llamando la atención, llega más lejos. Terminemos con esta enfermedad", quedan en nada. La estrategia, un fiasco. Y la difusión de la pifia, gigantesca. Le llaman de todo.
Laura Fa, implacable: "Un sinsentido. Una calva no es el cáncer"
Una de las voces que leen la cartilla a Gorro es la de la catalana Laura Fa. La suya no es una enemistad ni una hostilidad visceral ni manifiesta, pero si es tan contundente como implacable. "La intención era buena, la ejecución, un sinsentido". Hace una lista de los objetivos que, imagina, tenía cuándo acabó de decidir que era una idea fabulosa. Ha cumplido uno de los tres, y el de menos valor: "Objetivos Tamara Gorro: 1. llamar la atención". Este sí. "2. visibilizar la lucha contra el cáncer". No. "3. sensibilizar al público con el sufrimiento de los enfermos". Tampoco. Y le explica las cosas bien claritas: "Una calva no es el cáncer. Es un disfraz. Es más, ni se cae el pelo en infinidad de ocasiones". No hay que añadir nada más.
Influencers. A veces esta palabra da miedo.