La última imagen, después de 15 capítulos de Rocío, fue la de un abrazo. No la más lógica, la de Rocío Carrasco y Rocío Flores. Telecinco no ha alimentado esta reconciliación entre madre e hija. La ha dificultado. El plano final era Rocío Carrasco abrazada a la directora del "documental". En plató Pilar Rahola brillaba y Lydia Lozano se hundía. Se negó a pedir perdón a Rocío por haber informado sin contrastar, como con tantas otras ocasiones, sean la hija de Al Bano o un torero al que "mató" hace poco.
Lydia es "un género televisio en ella misma" (Jorge Javier dixit), del género tonto. Laura Fa la ha destrozado. Ha utilizado su columna al digital El món de la tele. Laura Fa: "Entra Lydia Lozano. Lleva una americana verde de lentejuelas que la favorece. Le aplaudo su valentía. Ha venido a pedirle perdón a la cara. ¡Ay que bien! Me alegro mucho por Lydia. Empiezan a hablar. Y yo empiezo a alucinar. No pide perdón (más adelante explica que ya lo hizo en no sé qué capítulo). Y acaba preguntándole: "¿Por qué no me quitaste la venda de los ojos?". Me caigo al suelo. Ahora resulta que la culpa que Lydia hiciera de altavoz de un mentiroso es de la pobre Rocío. No me lo puedo creer. El ego de algunos periodistas es casi tan grande como su orgullo o incluso su ignorancia en temas de género".
Lozano ha permanecido todo el programa navegando, entre su fuente, Antonio Savid, y la versión mayoritaria de Telecinco, que da apoyo a Rociíto sin cuestionarla.
Laura Fa es, de largo, la mejor tertuliana de Sálvame, la más valiente, la única capaz de decir cosas tan claras como esta: "Prescindir de Jorge Javier fue un acierto. Bueno, no sé si han prescindido o él mismo ha dado un paso atrás. Da igual". Nadie lo echó de menos la última entrevista. Todavía suena su sorteo de 12 mil euros del debut o la entrevista absurda a 4 manos a Rociíto. Audiencias rondando el 30%, collejas a Ana Rosa Quintana y una productora ordeñando la vaca. En septiembre 2.ª temporada. Como Netflix pero con una familia destrozada de verdad.