En el año 2000, con trece años, Leo Messi aterrizaba en Barcelona, donde viviría muchos años, donde crecería como jugador y como persona, donde se convertiría en el mejor jugador de la historia del Barça en particular y del fútbol en general y donde formaría una familia feliz al lado de su querida Antonela Roccuzzo y sus tres hijos, Thiago, Mateo y Ciro. El verano del 2021, pero, después de toda una vida de azulgrana, y toda una vida en Catalunya, concretamente en Castelldefels, los Messi-Roccuzzo hicieron las maletas con destino París, donde juega ya su segunda temporada en el PSG.
Desconocemos si en el tiempo que lleva en la capital francesa, el argentino chapurreará algunas palabras en francés cuando se dirige a Mbappé y compañía, o si va tirando con el castellano que ya hablaba en Barcelona, en un vestuario que comparte con Neymar, Sergio Ramos, Keylor Navas o Carlos Soler. De todos modos, Messi no es muy amigo de hablar demasiado. Ni en castellano ni en ninguna otra lengua. Parco en palabras, tímido e introvertido, o tiene muchísima confianza o cuesta arrancarle las palabras. Aunque con los años está más suelto, que se lo pregunten a los periodistas del país, que en tantos años dio contadas entrevistas y declaraciones en la zona mixta o la sala de prensa.
Messi estuvo 21 años en Catalunya, y una de las cosas que siempre ha llamado más la atención de él es lo que cuesta oírle hablar en catalán. En una entrevista hace unos años en el Tot costa de Catalunya Ràdio aseguró que poco a poco se iba soltando: "Mateo lo habla mejor que Thiago, pero Thiago también," y que con ellos sí que se atrevía a decir algunas palabras: "Lo podría hablar, pero prefiero mantenerlo así":
Pero ni aquí osó decir unas palabras públicamente en catalán. Ahora lo acabamos de oír hablar una lengua que no es la suya. ¿Por qué? Por un tema comercial. Anuncio de una crema para la cara. Vemos al argentino con la cara llena de espuma y después, diciendo una frase ni más ni más que... en japonés. Todo el mundo alucina al oírle hablar así. Algunos, sin embargo, como el gran Quim Monzó, le han dedicado una frase sarcástica llena de verdad, que la red ha celebrado. Seis palabras le han bastado para dejar claro lo que muchos pensamos: "El japonés sí que lo habla"!:
El lenguaje de las monedas nunca falla.