El mejor jugador de la historia del fútbol ya está en casa después de conseguir, por fin, el primer título con su querida Argentina. A Leo Messi no le hacía falta que ganara un título con la albiceleste para ser el mejor futbolista de la historia, como mínimo, para En Blau, pero todavía había muchos quisquillosos tocanarices que decían que hasta que no ganara alguna cosa importante con la selección de su país, no podría ser considerado como el G.O.A.T. (Greatest of all times). Bla, bla, bla sin sentido que algunos, sin embargo, han alimentado hasta hacerse pesados.
Pero cuando a Leo Messi le buscas las cosquillas, él siempre tiene la última palabra y responde con goles, con asistencias, con ponerse el equipo a la espalda y con un Maracanazo en toda regla, imponiéndose al eterno rival y máximo favorito, el Brasil de su amigo Neymar, en la final.
Nunca, tal como ha verbalizado Jordi Basté en El món a RAC1, se había visto un homenaje y agradecimiento público tan bestia a una sola persona sólo acabar un campeonato como la Copa América. Todos, compañeros de vestuario, rivales, aficionados, medios de comunicación, todos, absolutamente todos, se han puesto de acuerdo a la hora de reconocerle al capitán del Barça que Argentina ha quedado campeona gracias a él y que se merecía un título como este más que nadie.
Euforia y lágrimas en el césped, euforia y lágrimas en casa. La conversación de Messi con su mujer, vía móvil, instantes después de ganar el título, ya es una imagen imborrable. A la misma altura que el reencuentro de los dos al bajar del avión de vuelta a casa.
Claro está que Messi contaba con un arma secreta para imponerse a los brasileños: sus tres hijos bancaban por él, como suelen decir los argentinos, con un vídeo espectacular animando a su selección y la de su padre, desde casa.
Pero, ¿qué ha hecho Leo Messi sólo llegar a su casa después de la adrenalina y el éxito, después de estar abrazado a la Copa América como ven en esta imagen?
Pues ha hecho una cosa todavía mejor que esta: abrazarse a una de las tres cosas más importantes de su vida, uno de sus tres hijos, el mediano. Tal como ha publicado Antonela Roccuzo, Ciro tenía carencia de papi. Se ha alegrado como el que más por el triunfo de su padre en Brasil, pero más allá de títulos, lo que él quería era abrazarse durante horas a su padre, a quien según la madre, no ha soltado ni un solo momento desde que el capitán argentino ha llegado a su casa.
Una imagen emocionante, conmovedora y la mejor recompensa para un Messi que vive uno de los momentos más felices de su vida.