Leo Messi no ha pasado un año, deportivamente hablando, para tirar cohetes. Después de que en verano dejara al Barça de sus amores y fuera a vivir y jugar a París, al PSG, el crack argentino, el mejor jugador de la historia del fútbol, sin discusión, ha tenido un año más agrio que dulce en las filas del conjunto francés. Sí, ha ganado la League 1, la liga de aquel país, pero él y su equipo quedaron eliminados en Champions contra el Real Madrid de manera inexplicable en el Bernabéu. Además, la prensa de Francia, y la especializada en su equipo, ha aprovechado a la mínima que el argentino no ha estado muy fino para cargar las tintas contra él, suspenderlo a menudo en las notas que se dan al final del partido y criticarlo, en definitiva, cosa que no hacen, por ejemplo, con Mbappé, el niño mimado del PSG.

Leo Messi y unos amigos, destino Arabia Saudí / @leomessi

No es de extrañar, pues, que a la mínima de cambio que se ha podido largar, ni que sea unos días, lo ha hecho. Con el campeonato ya sentenciado y en el zurrón, no hay la exigencia que hay en otras épocas, y Messi ha podido hacer un pequeño viaje que responde a un nuevo proyecto que lo ha llevado a rodearse directamente, de la realeza, tal como han destacado en el portal Jaleos. Explican que el ex10 del Barça, ahora el 30 del PSG, ha ido hasta Arabia Saudí en viaje de placer, pero también, de trabajo, porque ha sido nombrado embajador turístico de aquel país, donde lo han invitado a pasar unas minivacaciones en un lugar sensacional próximo al mar Rojo, el histórico Jeddah. Allí ha conocido ni más ni menos que a la princesa Haifa Mohammed Al-Saud, que lo ha recibido con todos los honores. La royal saudí ha sido la encargada de enseñarle los rincones más preciosos de la zona de la ciudad histórica. A él y a su séquito, ya que el argentino no ha llegado solo.

Leo Messi, en Arabia Saudí / @hmalsaud1
Leo Messi, en Arabia Saudí / @hmalsaud1
Leo Messi, en Arabia Saudí / @hmalsaud1

No estaban ni su mujer Antonela ni sus tres hijos, Thiago, Mateo y Ciro, pero sí algunos de sus amigos de confianza, por ejemplo, su compañero de vestuario en el PSG y en la selección albiceleste, Leandro Paredes, o quien hacía de enlace en el Barça entre el club y el vestuario, íntimo, de Messi, que va donde va él, Pepe Costa. La princesa, tan o más encantada de la vida que Leo Messi, escribía en redes cómo ha ido la visita: "Hoy, muy temprano, me lo he pasado muy bien mostrando a Messi y sus amigos el histórico Jeddah. Me alegro de ver que se quedó hipnotizado por su esencia, herencia y belleza. Espero darle la bienvenida a él, a la familia y amigos nuevamente muy pronto!". Las imágenes que ha publicado la princesa, ciertamente acreditan como se ha quedado el jugador, absolutamente alucinado por lo que veía, ojos como platos en su recorrido turístico.

La princesa Haifa Mohammed Al-Saud, que pertenece a la familia real saudí, es, además, ministra adjunta de Turismo en el Ministerio de Turismo de Arabia Saudí, de ahí que haya sido ella la encargada de hacer de guía turística del argentino. De momento, él ya ha empezado a ejercer con una preciosa foto, a bordo de un yate, por aguas del mar Rojo, mirando embelesado hacia el horizonte, y especificando, eso sí, que se trata de una colaboración pagada:

¿Cuánto? ¿De cuánta pasta estamos hablando? Chi lo sa, que dirían los italianos. Probablemente, un pastizal considerable. Eso sí, el citado medio explica que "parece que Messi no fue la primera opción, sino su máximo rival. El pasado enero de 2021, el diario inglés The Telegraph publicaba que Cristiano Ronaldo había sido contactado también para convertirse en su embajador turístico, pero el portugués rechazó la oferta, que era de seis millones de euros anuales, por parecerle insuficiente". Él se lo pierde. Y eso que se ha ganado Messi.