Si cada familia infeliz lo es a su manera, la Navidad es un drama. La familia por excelencia en España es la Borbón. Las tensiones de suegros, cuñados, yernos y nuers explota cada 25 y Zarzuela no es una excepción. Este año será un solar. Solo Felipe, Letizia, las niñas y la reina Sofía. El panorama es triste pero se ahorran escenas como las que explica Pilar Eyre en su imprescindible blog en Lecturas.
Explica Eyre la primera Navidad de Letizia con los suegros: "Letizia se sentía disfrazada con look de monja seglar, a las 9 tenían que estar frente al TV para ver el mensaje de Navidad. A Letizia le habían contado que las amantes de su suegro le solían regalar las corbatas que lucía en el mensaje anual". El mensaje del rey engañando a su mujer ante toda España. Una burla permanente.
Continúa la cronista real catalana con la incomodidad por el menosprecio porque Letizia no era de su clase social: "A Letizia le tocó de regalo un feo pijama de franela y zapatillas a juego que había comprado su suegra en los almacenes Harrods de Londres. Letizia reveló que no sabía esquiar, y aquí se metió la infanta Pilar hablando a gritos: "¿No sabes esquiar?, ¿y navegar"?. Letizia confesó que nunca lo había hecho y Pilar pegó un bufido mientras la miraba de arriba abajo". Pilar está muerta pero en vida, una arpía.
Letizia plebeya, aislada y Juan Carlos maleducado: "Se sentaron donde ponía la tarjeta pero el Rey no estaba. Su lugar en la cabecera permaneció vacío quince minutos y nadie se atrevió a hundir la cuchara en la sopa. Llegó, se puso el pico de la servilleta protegiendo la corbata y empezó a comer sin dar ninguna explicación. La cena se le hizo eterna a Letizia". Eterna como el reinado del suegro.
Para rematar la incomodaron no sólo por pobre sino por atea. La hicieron ir a misa mientras el suegro se escaqueó "A las doce menos cuarto todos a misa del gallo en la capilla. Iba a protestar, sobre todo cuando advirtió que el Rey se metía en su despacho y muchos primos cogían los coches para irse, pero Felipe la miró y tuvo que aguantar la hora entera que duró la ceremonia". Eyre ha conseguido un milagro: que sentimos pena por la arrogante Letizia. La reina se ha cobrado aquellas humillaciones. Ahora, todos a la calle. Letizia siempre gana.