El año 2018, Albert Rivera, entonces líder de Ciudadanos, mucho antes del sopapo histórico del partido naranja, ahora residual en todas partes, por no decir inexistente, y fuera de cualquier representación política, mucho antes de su espantá, huida por patas, y mucho antes de olfatear al perrito Lucas y su olor a leche, iba por los lugares con aquel aire fachendoso, perdonavidas y chulesco que tienen la mayoría de miembros de Cs, con aquella obsesión enfermiza que en Catalunya los indepes son el demonio, que obligan a los no indepes a hablar en catalán o les lapidan, que a los niños les ponen piedras en la mochila, y bla, bla, bla. Un Albert Rivera hoy desaparecido del mapa político que seis años atrás mostró un papel lamentable en una visita a Els Matins de TV3 que entonces presentaba la hoy corresponsal de la cadena pública catalana en los Estados Unidos, Lídia Heredia, diciéndole, sin que le cayera la cara de vergüenza, que "en esta casa se hace propaganda del independentismo y a mí me gustaría que algún día esta casa fuera la casa de todos los catalanes. Ustedes manipulan políticamente". Un momento que puedes recuperar haciendo clic en esta imagen:

Albert Rivera y Lídia Heredia en 'Els Matins' / TV3

Un momento que mereció un gag brillante del Polònia:

La entrevista a Rivera fue el momento más tenso que recuerda la excelente periodista de Badalona de su ya larga trayectoria en los medios. Incluso le dijo a Rivera si quería hacer él las preguntas, con todo el sarcasmo del mundo, harta del papelón penoso del político catalán. "Los contenidos de este programa los decido yo, porque soy la directora. A cada uno le hacemos las preguntas que le tocan, es una buena costumbre de este programa". Un momento que hoy ha recordado Lidia. ¿Dónde y con quién? Con Francesc Garriga, corresponsal de Catalunya Ràdio en Washington, que durante los meses de verano conduce El matí de Catalunya Ràdio, justamente desde esta mañana de lunes:

Heredia, con quien ha charlado Garriga para que le dé algunos consejos, ha reconocido la tensión de aquella entrevista de hace seis años, "el momento más tenso, profesionalmente, que he vivido. Un momento muy tenso, enmarcado en un momento muy tenso". Una entrevista que trata de olvidar, "soy muy budista, tengo facilidad para dejar lastre en mi vida". Lídia reconoce que su reacción fue "espontánea, pero te digo una cosa: yo aquella entrevista la había trabajado mucho". "En el momento, debería ser complicado de gestionar aquellos nervios que te suben, ¿no?", le pregunta Garriga. Y ella: "Totalmente". Una Lidia que confiesa que "estuve a punto de acabar la entrevista, pero después pensé: 'No. No lo acabemos, porque entonces será un triunfo. Él podrá decir: 'ves, es que me censuran y me acaban la entrevista'".

Al final de este tuit destacado por la emisora, se ve a Garriga hablando sobre si ha hablado nunca más con el exlíder de Ciudadanos después de aquella entrevista, y ella respondiendo que "no, no... con él directamente, no", pero la respuesta queda cortada. ¿Cómo continúa?: "...los días después, sí que alguien me envió algún mensaje, a través de él, diciendo: 'Bueno..., le ha sabido mal, pero claro, lo tienes que entender...'. Piensa que eso era septiembre del 2018. La verdad, yo pensé que quizás me escribiría, que me enviaría algún mensaje, pero no llegó... Tampoco tenía ninguna obligación. No te lo creerás, pero aquella entrevista no me la he revisado nunca entera"...

Los que se la tendrían que revisar de pe a pa tendrían que ser los de Ciudadanos: viendo la actitud de Rivera, el tono y las falsedades que soltaba (actitud, tono y falsedades que utilizaban todos los miembros de Cs), entenderían cómo han pasado a ser un partido casi inexistente. Es lo que tiene ir sembrando odio, confrontación y miseria política.