Desde En Blau no nos cansaremos de recomendar una de las secciones más imprescindibles del dial catalán. La que cada fin de semana hace la gran Lídia Heredia con Roger Escapa en El Suplement de Catalunya Ràdio. La flamante nueva corresponsal de TV3 en Washington desde el pasado septiembre regala cada sábado a los oyentes de la radio pública su día a día en tierras norteamericanas. Y aquí radica el encanto de su colaboración con Escapa: en el costumbrismo maravilloso, las anécdotas que le pasan o que observa a su alrededor, más allá de las grandes noticias que le toque ir cubriendo. Es sensacional escuchar pequeñas situaciones humanas que le pasan a ella, como nos podrían pasar a todos nosotros. Eso sí, nada superará cuando explicó que sus vecinos tienen la calefacción encendida a todo trapo en estas fechas y que a menudo les ve por la ventana medio desnudos cocinando.

Lídia Heredia / Foto: Montse Giralt

Este pasado fin de semana han abordado una cuestión francamente interesante: la relación entre los americanos y el alcohol. Han hablado a raíz de un concepto que le hizo saber una amiga catalana que vive allí y con la que quería quedar Lídia para tomar algo: el 'Dry January', literalmente, 'enero seco': "a los americanos les encantan estas movidas, sobre todo, si les puedes poner alguna etiqueta o nombre". La amiga la avisó de que estos días "los bares están vacíos, la gente no quiere quedar". ¿Cómo define Heredia el Dry January?: "es nuestro típico 'el lunes empiezo', pero relacionado con el alcohol. Una especie de desintoxicación de fiestas. Piensa que aquí empalmaron el Halloween, Thanksgiving, todas las Navidades... y aquí hacen como una especie de esfuerzo, de voluntad, de no beber un gramo de alcohol en el mes de enero".

Lídia Heredia, brindando en el programa 'El sopar' / TV3

¿Se respeta? ¿Es una práctica extendida?, quiere saber Escapa. Y ella, periodista profesional como hay pocas, se preparó haciendo un trabajo de campo, "hice los deberes, paseé por los bares de mi barrio, que hay unos cuantos, y te tengo que decir que los vi llenitos, ¿eh Roger?". Es decir, que se lo pasan por el forro. "Hay gente muy estricta, abstemios de nunca, nunca y nunca es nunca. Y gente que bebe de manera habitual, y cuando beben, beben. En los bares, la gente 'toma', que dicen aquí los latinos". La periodista recuerda que en los Estados Unidos, "El alcohol, aquí, es muy caro. ¡Es que una cerveza vale 10 dólares! Por eso casi todos los establecimientos tienen una franja, un happy hour de 4 a 6 o 7, en que las cervezas y cócktails son más baratos. Y la gente va. A mí no me deja de chocar ver a alguien con un Bloody Mary a las 4 de la tarde". Eso sí, "Todo lo hacen con medidor: para el cócktail elaborado, pero también para el gin-tonic o el cubalibre de toda la vida. Con las medidas sí que son estrictos. No es que me haya pasado mucho tiempo en la barra, es que soy observadora".

Lídia Heredia / Foto: Montse Giralt

Escapa destaca el contraste entre el control exhaustivo de vender alcohol solo a mayores de 21 años, y en cambio, la imagen que tenemos todos es la de las fiestas norteamericanas en casas donde el alcohol va que vuela. Curiosamente, con la venta de alcohol son muy tajantes, pero conducen a partir de los 16 años. "A ver, las falsificaciones de ID están a la orden del día, y lo sé de buena fuente. Muchos estudiantes tienen muchos carnés falsos muy bien reproducidos para poder acceder al alcohol. Tienen esta cosa tan estricta... ¡que se la piden a todo el mundo!". Incluso, "¡me la piden a mí! Que mira, te dan una alegría, cada vez que en el supermercado paso una botella de vino o unas cervezas y me suena una alarma, 'espere, que vendrá la asistencia', entonces viene un hombre, me pide el pasaporte o DNI, ve la fecha de nacimiento y entonces dice 'de acuerdo'".

Lídia Heredia / TV3

La maravillosa Lídia está estupenda, guapa y joven por dentro y por fuera, pero incluso ella misma se sorprendió que pudiera colar como una chica de menos de 21 años, ella que ya pasa de los 50. Se extrañó tanto que incluso un día le salió de dentro un sincero "Escúcheme, ¿¿pero usted no ve que yo tengo más de 21 años??". ¿Qué le respondieron?: "Sí, pero se lo tenemos que pedir a todo el mundo. Esta cosa del protocolo y del formulario, que tienen la realidad delante de las narices, pero como la norma dice que te lo tienen que pedir, lo hacen. Y en los bares de copas, cuando entras siempre te piden el DNI".

Una semana más, imperdible sección de Lídia. Hacemos un brindis por ella.